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Futbolero
22 de noviembre de 2017 08:18

Soto superó un mes de prueba y se volvió el candado de 'Papá'

Partido jugado entre Aucas (amarillo) contra Gualaceo en el estadio de Chillogallo. Foto: Archivo

Partido jugado entre Aucas (amarillo) contra Gualaceo en el estadio de Chillogallo. Foto: Archivo

Pablo Campos

Marco Narváez, el activo utilero del Auquitas, ahora también hace las veces de relacionador público. “Venga Víctor”, grita y hace un ademán para que Víctor Hugo Soto deje su conversación en la banca de suplentes y comparezca ante los medios.

El golero colombiano se acerca, a paso cansado, con medias, sin pupos. Está transpirado tras la exigente práctica y la exposición al sol. En Auquitas tras el ascenso hay una sensación similar al día después de rendir el grado: el ambiente es relajadito, hay sonrisas, la meta se cumplió.

El mismo Soto lo dice ya en la zona mixta: “estamos aliviados, logramos el primer objetivo, pero queremos llegar a la Sudamericana. Nos quedan dos finales más. Vamos a luchar”.

Luchar es una palabra que le viene bien al golero colombiano de 28 años que de esforzarse sabe mucho. El año pasado no jugó: solo se entrenaba con el Deportes Pereira tras no llegar a un acuerdo para seguir en la institución.

La ausencia de juegos o el banco destruye a los futbolistas, sobre todo a los arqueros. Se necesita ritmo para responder con movimientos felinos a los ataques rivales.

La plantilla realiza los estiramientos en la cancha del Gonzalo Pozo, al final de la práctica. Foto: Pablo Campos/ ÚN

La plantilla realiza los estiramientos en la cancha del Gonzalo Pozo, al final de la práctica. Foto: Pablo Campos/ ÚN

Sin opciones en Colombia, a Soto se le dio por la aventura. Su empresario Jarlyn Sánchez era amigo de Oswaldo García, expreparador físico de Aucas. “Vamos a Ecuador a que te pruebes en Aucas”, propuso el agente. Soto asintió: dejó en Colombia a su esposa Laura, que estaba embarazada de Gabrielito, y a su otro hijo Jerónimo, de siete añitos y se vino a Quito.

Vivía en la pensión oriental, en el edificio contiguo al estadio Gonzalo Pozo. La prueba iba a durar solo 5 días. Como Soto, otros 10 goleros fueron a probarse. Querían ser los dueños del arco de ‘Papá’.

Soto se rasca la cabeza y sigue evocando su historia: “esa prueba de cinco días terminó siendo de un mes. Los primeros días era todo fútbol y después movimientos técnicos, específicos de los goleros. Logré quedarme y firmé un contrato por un año”.

Esas imágenes duras -separarse de la familia, estar a prueba pese a ya haber sido profesional- vinieron continuamente a la cabeza del futbolista en los momentos duros de la campaña. También en los momentos felices, como los vividos en el camerino del estadio Bellavista, la noche del sábado pasado luego de someter al Técnico Universitario y conseguir el ascenso a la A.

“Me motivaba siempre pensando en los momentos duros, en la prueba, en todo lo que nos tocó vivir como grupo. Ahora celebramos, aunque solo nos queda saber si podemos ir a la Sudamericana”, apunta el colombiano.

Su adaptación al grupo fue rápida. Néicer Reasco, el capitán y líder, dice que el foráneo y Michael Jackson Quiñónez son voces cantantes en un camerino repleto de jugadores duchos. “Soto es un tipazo. Nos da seguridad como arquero y aparte es una gran persona”, agrega el esmeraldeño.

El 1 del Aucas atajó en 41 de los 42 partidos de la temporada y recibió 46 anotaciones. Su contrato termina en diciembre. Tiene ganas de quedarse: su familia ya llegó hace algunos meses y están cómodos en Quito. Valió la pena arriesgarse a la prueba.