Nada paró el Corpus Christi
En Alangasí, en el suroriente de Quito, los vecinos tenían hartas ganas de celebrar el Corpus Christi, luego de dos años de pausa por la pandemia.
En esta ocasión ni el paro nacional les impidió seguir con sus planes preparados con meses de anticipación.
El sábado anterior empezó la fiesta con la elaboración del tradicional castillo, considerado como el máximo elemento de sincretismo, porque combina detalles del pueblo indígena y de la Iglesia Católica.
Cada partida o grupo de danzantes de los barrios lleva su castillo a la plaza central de la parroquia y el padre de la iglesia de Alangasí, lo adorna con diferentes decoraciones del catolicismo. Coloca, por ejemplo, un santo patrono.
En ese proceso de arreglo también participan los miembros de cada partida. Lo decoran con flores, arabescos, banderas y más.
El castillo representa el templo de los indígenas, dicen los vecinos, y se lo planta en la plaza, en donde quizás alguna vez estuvo antes de la llegada de los españoles a América.
“Plantar el castillo es decir: aquí estamos y hemos estado siempre. No hemos muerto... Aquí está nuestra resistencia”, cuenta Luis Medina, guía de los rucos, que lleva bailando por más de 40 años.
Al día siguiente, los guiadores de cada partida brindaron desayuno a los danzantes cerca de las 08:30, como es de costumbre.
Una vez con la barriga llena y la energía recargada, los danzantes se alistaron para salir a bailar frente a las casas del sector.
Alrededor de 15 a 20 partidas se concentraron en la plaza. Y están formadas por unos 50 a 60 integrantes, entre rucos, sacha runas, mamas, diablo humas, soldados, pallas...
Los sacha runas representan a los hombres del monte, que cuidan la naturaleza, los frutos. “Hacemos nuestro traje con musgo, nos demoramos entre una y dos semanas”, comenta Juan Flores, quien representa a este personaje.
En su atuendo llevan colgadas granadillas, taxos o uvillas, que comparten con los asistentes, aunque siempre hay un apurado que le arranca por su cuenta.
Los rucos se identifican por usar tirantes, camisa blanca, pantalón negro con cascabeles, capa, medias blancas, zapatos negros, sombrero, peluca y guantes con los que llevan elementos sagrados relacionados con la actividad agrícola como un toro, maíz, u otro.
“Es un personaje solidario, que tiene un sentido de pertenencia, que ayuda al grupo y representa a las personas de Alangasí: amables y alegres”, explica Medina.
Por eso, es común que entre ellos se traten de primos. Del grupo de diablo humas compartió su reflexión Max Robalino. “Siempre es el esperar un año para retomar la fiesta, en esta ocasión desde el 2019. Por lo que hemos guardado mucha energía”, dice el danzante.
Este domingo se realizó la octava del Corpus Christi en la plaza que juntó a más de 1 000 danzantes. Allí se cumplió el cambio de bastón a los nuevos dirigentes de las partidas. También se nombró a los priostes.
El 10 de junio de 2018 esta festividad tradicional de Alangasí fue nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador. La celebración coincide con el solsticio de verano (21 de junio), en donde se agradece al sol y a la tierra por las buenas cosechas.
El Corpus Christi se ha mantenido de generación en generación. Ahora, más fuerte que nunca.
