La huella de carbono disminuye en Tababela
Es pionero en estos menesteres. El Aeropuerto Mariscal Sucre saca pecho porque sus gases contaminantes (huella de carbono) se reducen y es el primero, de un grupo de 22 terminales de Latinoamérica y el Caribe, en acreditar el nivel 2 de Reducción.
Esta es la continuación de un programa auspiciado por el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) y que tiene cuatro fases: mapeo, reducción, optimización y neutralidad. Todas encaminadas a la reducción de emisiones de carbono al ambiente.
Para alcanzar esa meta, el Mariscal se empeña en ser muy cuidadoso en varios frentes de trabajo. Uno, los desechos de baños y cocinas (aguas negras y grises) que pasan por una planta de tratamiento químico biológico, para descontaminar.
Esa planta de 1 500 m2 procesa hasta 30 litros por segundo, pero toda la operación de limpieza abarca un día entero. Una vez tratada, el agua va hasta la alcantarilla de la ruta Collas y luego a la quebrada Santa Rosa.
El aeropuerto también cuenta con un sistema para clasificar los desechos; al día se produce 1 500 kilogramos en las áreas públicas del aeropuerto y en los aviones.
La basura se coloca en contenedores y un carro recolector la lleva hasta un galpón de 700 m2. Allí, seis gestores ambientales abren las fundas y separan: reciclable hasta un 40%, el resto se incinera y sus cenizas se hacen escombros.
Aquellos desechos de las salas de operaciones de la pista van al incinerador, al igual que todo lo que llega de vuelos ya que, por asuntos de salud pública, se debe minimizar el posible ingreso de algún virus.
Ahora la meta es lograr la neutralidad de huella de carbono. Hasta un vehículo eléctrico tiene el Mariscal; la idea es, en corto plazo, reemplazar a todo el transporte convencional que sirve para movilizar al personal hasta la plataforma.
