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2013-03-01 21:46:44

Entre magia y medicina

LasLas barajas vuelan como mariposas de nu00fameros durante la ejecuciu00f3n de una suerte del mago u00cdder. Foto: Julio Estrella/u00daN
Fernando Mendoza, desde Lima

No es un mago del bisturí ni de la laparoscopia y alguna vez -cosa que no le agrada mucho- tiene que sacar una flor de la oreja de algún paciente o le entretiene con un raro truco de naipes hasta que se desestrese.

Tampoco es un hechicero que se jacta de recuperar la salud de las personas... con solo pasar por sus cuerpos un atado de hierbas misteriosas que solo él conoce. No. Íder Salgado Torres es un médico quiteño de 60 años con especialización en Homeopatía, catedrático universitario y conferencista internacional.u00a0Y su sabiduría radica en recetar las porciones exactas de medicina natural para que sus clientes recuperen la salud. Pero también es mago. Titulado como mandan los cánones y luego de cinco años de un aprendizaje tan riguroso como los ocho que pasó embebido entre anatomías, cadáveres y prácticas docentes en varios hospitales.u00a0Desde hace un decenio, este hombre robusto como un tronco de ceibo pero dueño de una figura elástica y unas manos de rayo -como las de todo mago que se precie- navega entre esas dos aguas: la medicina y la magia seria.u00a0u00a0u00a0En la primera ya tiene 32 años de ejercicio. Junto a su esposa, Martha Miranda, de quien se enamoró como un desquiciado el primer día de clases en la Facultad de Medicina de la Universidad Central, poseen el Centro Médico Imsa Med. Este se emplaza en el cuarto piso del edificio Doral Mariscal, en la intersección de las calles Mercadillo y Páez. Allí tiene su consultorio.u00a0Es un cuarto pequeño pero luminoso y aséptico. Lleno de herramientas y equipamientos médicos como la camilla, el tensiómetro y muchos frascos, pero, también, de materiales propios de la magia -cubos, naipes...- convenientemente ocultos, como debe ser.u00a0También está presente -ni más faltaba- la maleta de mago; un cajón de sastre de donde pueden saltar inesperadamente desde una cinta roja hasta un conejo albino. Allí mejora sus ilusiones, entre consulta y consulta.u00a0Como lo hace con cualquier tiempo libre que tiene, porque la práctica hace al experto, como en todos los órdenes de la vida. Este ejercicio se traslada, muchas veces, hasta su hogar y las noches de insomnio. Entonces la sacrificada es su cónyuge, quien tiene que amarrarle a una silla -casi siempre en la madrugada- pues ahora perfecciona el escapismo tratando de emular a Harry Houdini.u00a0Es responsable, serio y profesional, explica Isaac Yépez, el mago Isaac. Él es uno de los culpables de que su colega Íder engatuse a los auditorios con sus ilusiones, pues fue su guía y maestro.u00a0El otro es Fernando Redín, otro colega -pero de medicina- quien le llevó a 'La ilusión perfecta', el Hogwarts criollo.Es homeópata por 32 años, catedrático y conferencista. También es un mago titulado.u00a0Noticias relacionadas:u00a065 años de orfebrería Trucutú de la política 'Sari', como en casa 54 años de cortapelos