El peatón sigue olvidado

Junto con su bebé en brazos y su otro hijo de tres años, está parada en el parterre central. Es Laura Galindo, de 34 años. Quiere cruzar pero no se anima.Pasa la última volqueta y pega la carrera hacia el extremo oriental de la av. Córdova Galarza, principal vía de conexión hacia el noroccidente de la ciudad. Logra cruzar pero aún no está a salvo, debe caminar unos 150 m hasta su casa y debe hacerlo compartiendo la calzada con los autos y buses. No hay veredas.

A lo largo de los 22 km de la Córdova Galarza, la situación es la misma. La vía atraviesa zonas pobladas y no hay aceras ni paradas en buen estado.

Desde el redondel de El Condado, hasta Calacalí, hay solo tres pasos peatonales: antes de la Escuela Superior de Policía, en Pomasqui y frente a la escuela Eugenio Espejo de Pusuquí. En esa zona viven cerca de 95 000 personas. Ofelia Dávila, presidenta de la Junta Parroquial de San Antonio, cuenta que solo en su parroquia hay más de 50 000 habitantes.

La señalización horizontal es escasa. No hay líneas amarillas divisorias de carriles y a los lados hay acumulación de material de construcción como arena y ripio.

Desde El Condado hasta la Mitad del Mundo, los accesos a los barrios tienen como capa, en su mayoría, al adoquín. Sin embargo, hacia Calacalí, los accesos son de tierra, con grandes desniveles y baches. Juana Ríos vive en la calle De los Trigales, para ella es un riesgo cruzar la vía y esperar el bus. 'Salgo con mis dos hijos y como no hay parada, me toca esperar casi en la cuneta'. Dice que los accidentes disminuyeron con el cierre de los giros en U. Según Dávila, aún no está finiquitado el traspaso de la competencia en vialidad por parte del Municipio y eso dificulta su accionar.

El Cabildo asegura que se realiza una consultoría para mejorar la seguridad en la vía, con la prolongación de la av. Simón Bolívar. A los vecinos no les queda de otra que santiguarse, pegar la carrera y cruzar.

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