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2013-10-19 09:45:35

Toda una vida entre motos y cromosomas

También entona la guitarra. Y es delantero en los picaditos de índor con los amigos. Y es un buzo de alto calado, que ha nadado entre arrecifes y corales de los siete mares.Pero las actividades que transforman las cotidianidades de César Paz y Miño en ratos imborrables son las de recorrer caminos al mando de una moto; y la de husmear en los secretos de los veleidosos 23 000 genes del ser humano.

Paz y Miño se confiesa un motero de peso completo desde que frisaba los 16 años y le embrujó el metálico runrún de una Harley Davidson. Pero este médico y genetista quiteño de 56 años tampoco visualiza su quehacer sin bucear hondo en los misterios helicoidales del ADN humano. Con varios objetivos: buscar remedios y paliativos para ciertas dolencias que nos vienen atadas al árbol genealógico, estudiar los genes de la población ecuatoriana o valorar los efectos que los pesticidas, como el glifosato, causan en las personas.

En esas honduras anda inmerso desde que regresó de un posgrado en Madrid y halló trabajo como genetista en el laboratorio implementado por la Universidad Católica, al cual dedicó 19 años de fructífera investigación. Hace cinco años decidió cambiar de aires y acoderó en la Universidad de las Américas (UDLA), donde es decano del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Facultad de Ciencias de la Salud.

En ese centro labora junto a otros nueve talentos y cuatro más de apoyo. En el interín no dejó de perfeccionarse en ninguna de sus destrezas. En su faceta profesional realizó posgrados en México y Estados Unidos; en su lado lúdico ha hecho motocrós en el cañón del Colorado o el salar de Uyuni, en Bolivia. Y ha buceado en Australia, el Caribe, Hawái, Galápagos...

Ha recibido varios premios al mérito por su aporte al desarrollo de la ciencia en el país. En 1991 obtuvo el Jóvenes Sobresalientes del Ecuador. El último galardón fue en el 2011, entregado por el Municipio de Quito. Por Víctor Vizuete E.