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2014-08-22 06:22:25

Detenidos por pescar fuera

Estefania Velasco

El récord policial, un certificado de haber sido guardián y dos recomendaciones es toda la documentación que consta en la carpeta de Dóver V., dedicado a la pesca artesanal por más 15 años.Él es uno de los 16 pescadores que fueron detenidos por la Armada Colombianas cuando faenaban en aguas internacionales, a 80 millas náuticas de Buenaventura, el 2 de agosto.

Después de esa experiencia, dice que no quiere volver al mar. Por eso armó una carpeta con sus documentos para conseguir trabajo en tierra.

En Colombia se le sigue una acción por pesca ilegal en la reserva marina. En lo que va del año, unas 12 embarcaciones han sido detenidas en el puerto de Tumaco y Buenaventura.

Estas lanchas parten del Puerto Artesanal Pesquero de Esmeraldas a recoger banderón, gachos, rabudos y tiburones, a 180 millas náuticas. A esa distancia está la reserva de flora y fauna de la isla Malpelo y Gorgona, en Colombia.

La pesca se encuentra en esa zona y debemos buscarla, señala Dóver V. Estar en tierra impide solventar los gastos de sus tres hijos. La lancha en la que faenaba era de Richard V., quien tiene una deuda con la banca estatal de unos USD 7 000, por el préstamo que recibió para comprar la barca ahora detenida en Buenaventura.

No sé cómo vaya a pagar, dijo. Hace un año, presuntos piratas le robaron otro barco, a 60 millas náuticas de Esmeraldas. Ese no es el único caso en el Puerto Pesquero de Esmeraldas. Pedro J., desde hace 30 días vende naranjas en la cancha de su barrio, porque teme salir a pescar.

Tres de sus compañeros fueron juzgados en Colombia por hacerlo en la reserva de ese país. La presidenta de la Cámara de la Pesquería, Maura Ovide, dice que los dueños de barcas pueden pagar entre USD 6 000 y 17 000, para retirarlas tras un proceso judicial en Colombia.

Eso se complica cuando deben cubrir las cuotas del crédito para comprarlas y los intereses del banco que se generan por los retrasos. Por ahora, Silvana C., esposa de Dóver, vende pescado frito en una esquina del barrio Isla Piedad, pa-ra cubrir gastos mientras su esposo vuelva a trabajar.

Redacción Esmeraldas

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