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2015-01-30 06:30:01

El diablo es puerco

ElEl volcamiento del camiu00f3n hizo que los cerdos quedaran en el interior de una quebrada y en la vu00eda. Cortesu00eda Policu00eda / u00daN

Los frenos del camión no sirvieron cuando Carlos Bastidas Jiménez intentó parar el camión que conducía. La desgracia llegó en unos momentos.En el kilómetro 23 de la Panamericana Norte, cerca del puente del río Pisque, quedaron las marcas negras del frenazo. El hombre de 51 años, un conductor profesional nacido en Tulcán, provincia del Carchi, murió ayer a las 07:00, casi media hora después de que su vehículo se volcara.

El cuerpo de Bastidas presentaba varias fracturas en el cráneo y también en la mandíbula. En el camión llevaba 39 cerdos que iban a ser despostados en el Camal Metropolitano de Quito, en el sur de la ciudad.

En vez de eso, los cadáveres de 27 animales quedaron esparcidos en la carretera y en una quebrada de unos 200 metros de profundidad.

Alexis Iñamagua, agente del Escuadrón de Carreteras, fue uno de los primeros policías en llegar al lugar del siniestro. Él miró que sobre el asfalto se encontraba herido el copiloto del camión. En el momento del impacto, esta persona salió disparada por el parabrisas.

El hombre tenía una fractura en la pierna y fue trasladado a una casa de salud, según informó el policía. Unas 10 personas, empleados del dueño del ganado porcino, llegaron al lugar del accidente para recuperar a los cerdos.

Desde la quebrada se escuchaban los alaridos de los animales. De los 39, solo 12 estaban vivos. Algunos de los cerdos se habían roto las piernas, las mandíbulas y sangraban por el hocico. Con esfuerzo los subieron a los malheridos a otro camión en donde también estaban los cadáveres del resto.

Otros cerdos ya muertos fueron puestos en fila en la cuneta de la carretera. Un empleado sacó su navaja y los degolló ahí mismo.

A las 10:00, luego de cuatro horas del accidente, algunos animales estaban entumecidos. El hombre les cortó la garganta, era una línea roja sin mucha sangre. Para lograr que el chancho se desangrara y sirviera aún para la venta, algunos de los empleados saltaron sobre el cuerpo.

La cuneta se convirtió, de esta manera, en un matadero improvisado. 'Es que cada uno cuesta como USD 600', dijo, uno de los carniceros. Luego de una hora, los Bomberos lograron sacar el cadáver de Bastidas. Medicina Legal lo llevó a la morgue de Cayambe.

Redacción Quito (I)