Taxímetro al ojo
En la Plaza Foch se enfilan los taxistas para recoger a las personas que necesitan llegar a sus casas tras una noche de diversión. Los clientes tienen que negociar la carrera debido a que los conductores persisten en no usar el taxímetro.A las 21:00 del miércoles, ocho taxis impusieron sus tarifas. El viaje a San Juan se fijó en USD 5 y el precio por ir a Chillogallo fue de USD 15. Ninguno aceptó encender el taxímetro, con la tarifa nocturna, para prestar el servicio.
Las excusas fueron varias: está dañado, aún no está calibrado, no tengo, no es negocio... . Hubo algunos más avezados que ofrecieron poner el taxímetro, pero con la condición de cobrar dos dólares adicionales a lo que marcara.
Estos son algunos de los problemas que los ciudadanos viven incluso antes de que, el pasado 2 de abril, se aprobara la subida de las tarifas.
La carrera mínima, que antes costaba USD 1, pasó a USD 1,45 en el día y a USD 1,75 durante la noche y los feriados. También subió el kilómetro recorrido y el tiempo de espera.
Juana Vallejo ha tenido que aceptar las condiciones de los taxistas. 'Algunos son groseros cuando se les reclama o se les pide usar el taxímetro'.
Lo mismo opina Cristóbal Quilumba que debe hacer uso de este servicio porque el transporte público no llega hasta su casa. Todo esto ocurre pese a los operativos que mantiene la Agencia Metropolitana de Tránsito.
Diego Puente (I)dapuente@elcomercio.com
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