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2015-05-05 07:01:02

Una encomienda escondía osamentas

LosLos agentes metieron la caja con los huesos en una funda negra. Los analizaru00e1 un antropu00f3logo forense. Foto: Eduardo Teru00e1n / u00daN

Estaban en una bodega de una cooperativa de transporte.Fue el susto de su vida. Al ver lo que parecían restos de un esqueleto, un empleado de la cooperativa de transportes interprovinciales Loja llamó a gritos a sus compañeros.

Él se encontraba limpiando el área de bodegas cuando por error dejó caer una caja y esta se abrió. La caja contenía huesos. Vio unos largos y otros pequeños, una mano y un cráneo, dijo.A las 10:30 de ayer, 5 de mayo, llamó a la Policía para reportar el hallazgo. Policías de Quitumbe llegaron hasta las bodegas, ubicadas en el barrio Pueblo solo Pueblo, en el sur de la capital.

Víctor Ludeña, representante de la compañía, en Quito, dijo que los huesos estaban ocultos entre semillas de trigo. Además, que habían llegado desde Loja como una encomienda que nadie retiró desde el 2013.

Indicó que según la política de la empresa, los envíos no pueden ser destruidos ni abiertos antes de los tres años. A veces hay gente que viene en ese tiempo a retirar y nosotros debemos cumplir lo que dispone la ley.

Con la llegada de los agentes de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, los funcionarios de la cooperativa iniciaron la búsqueda de los archivos en donde constan los nombres del remitente y del destinatario del envío.

Agentes de Criminalística se encargaron de recoger los huesos. Tras una corta verificación del sitio, se los llevaron en dos fundas negras y evitaron dar información. Se desconoce si se trata de una o más personas, tampoco hay información sobre su sexo, edad o identidad o circunstancias de la muerte.

Estos datos los descubrirá un antropólogo forense luego del análisis de la osamenta. El estudio de los huesos puede tomar varias semanas y mientras tanto es imposible catalogar el caso como un crimen.

Sin embargo, la investigación se inició para dar con las personas que debían recibir el paquete. Empleados de la cooperativa contaron que el área de bodegas se ubica junto a los dormitorios de los choferes y ayudantes. Recordaron que hace dos años sintieron un mal olor, pero pensaron que se trataba de problemas con la cañería o con las aguas servidas.

Sara Ortiz (I)sarao@elcomercio.com

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