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2015-07-13 06:12:48

Príncipe explosivo

En las gradas cantaban el yo te daré, te daré Liga hermosa.... El Atahualpa era un manicomio. Se desbordaba alegría por todo lado y el DT Luis Francisco Zubeldía corría como loco.Se paseó por toda la pista del Olímpico levantando los brazos. Gritando. Festejando. Desahogándose. Entonces, los hinchas comenzaron a cantar que de la mano de Zubeldía todos la vuelta vamos a dar. No había tiempo para el debate sobre la forma de jugar de Liga de Quito. Era el momento de los abrazos, de los besos, de las felicitaciones entre todos...

El Príncipe, como apodan al DT, regaló besos en la frente a todos los que pudo. De pronto, pasó a ser el más querido y, como si fuera el papa Francisco, todos querían tocarlo, abrazarlo. Él era recíproco besando en la frente.

Así lo hizo con sus discípulos que entendieron su palabra y asimilaron su filosofía. 20 meses después de estar en el cargo, el Príncipe, al fin sonrió. El 28 de diciembre del 2013, en su primer entrenamiento, en Pomasqui, profesó por primera vez su palabra: Vamos a reconstruir a Liga y necesitamos el apoyo de todos, pidió y arrancaba su peregrinaje con un equipo sediento de títulos y copas.

Cinco sin probar una final. Sorprendió por sus cualidades de madrugador, pero no perdió su fama de calenturiento y genio explosivo con los árbitros. Dejó un par de perlas en frases para el recuerdo. No me sigan más, ya tengo novia, les dijo a los árbitros. Fueron expulsiones y sanciones económicas que no corregían su genio.

Sin practicar un fútbol convincente, la dirigencia merengue respaldó al técnico. En el 2014, los números no lo favorecieron. En 44 partidos que dirigió ganó 18, empató 15 y perdió 11. En diciembre, la continuidad de Zubeldía estaba en duda.

Su mal carácter para con los árbitros lo llevaron a cometer una locura. Entró a la cancha a intentar agredir al árbitro Roddy Zambrano. Eso casi le cuesta el puesto de DT. En principio, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) lo sancionó con seis meses de suspensión. Después hubo un perdón consensuado y se rebajó a tres meses de sanción.

Así, en su calidad de redentor, empezó una nueva temporada. Ofreció a los directivos portarse bien y no hacerse expulsar. En marzo de este año volvió a dirigir desde la zona técnica. Cumplió lo prometido: mejoró su temperamento, incluso dejó de salirse del corralito de los entrenadores para no armar broncas.

Terminó limpio. Esta vez quiere aparecer en la foto de diciembre. Un hecho que no pudo con Barcelona, en el 2012, por una salida abrupta del cargo.

Redacción Deportes (D)

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