Morocho para abrigar a viajeros

Algunos llevaban dos y otros tres días esperando en sus vehículos para poder llegar a la Amazonía.En ese tiempo, los conductores de tráileres, camiones y tanqueros han tenido que ingeniárselas para abrigarse o cuando necesitan ir al baño, por ejemplo.

No han podido bañarse ni cambiarse de ropa. Están cansados. Lo único que quieren es que finalmente los obreros puedan limpiar la vía Quito-Papallacta-Cuyuja-Baeza, para ir a sitios como Lago Agrio, El Coca o Puerto El Carmen, en donde deben dejar o retirar carga de todo tipo: alimentos, aceite de palma, combustible, tubería, etc.

Esta vía está cerrada desde el miércoles, cuando un deslave bloqueó la carretera y se llevó consigo la vida de tres mujeres, en el sector de El Guango. Un joven alemán murió en Cuyuja. También falleció un obrero que ayudó a al menos tres vehículos a evacuar la zona de riesgo de derrumbes.

Ayer, 'los duros del camino' lograron avanzar un poco. A eso de las 05:00 pudieron pasar desde la Y de Pifo hasta Papallacta, con la idea de cruzar al fin hacia sus destinos.

Pero un nuevo deslave en la zona de Chalpi Chico les 'cortó las alas'. Les tocó acomodarse de nuevo en sus vehículos o buscar algún sitio para comer algo.

Aunque por momentos, la comida llegaba 'a domicilio'. Un hombre viajó desde Tumbaco, con un recipiente de plástico en el que cargaba porciones de ensalada de frutas con crema. Hacía frío pero algunos de los pacientes conductores aceptaron el producto. Las frutas siempre caen bien. Lucía Galarza tenía un método de marketing para ofrecer su producto.

Venga, venga, tómese un morochito de trigo con panelita. Esto es bueno para la presión. En este frío le abriga y le alienta. Su hijo Israel era el socio perfecto. Tiene 12 años y durante sus vacaciones escolares ayuda a su madre en las ventas.

Viene con el pancito el morocho, a un dólar. ¿Le damos?, decía el niño. La bebida tiene un tono crema, producto de la mezcla del trigo con la leche y la panela. La gente tomaba el vaso de plástico y primero lo sostenía con ambas manos para calentarlas.

En Papallacta, la temperatura promedio por estos días es de 7 u00b0C y las lluvias caen a cada rato. Entonces el frío aumenta y esta bebida ayuda a aguantar. La colada también servía para recargarse de paciencia.

Algunos choferes pidieron un aventón a las camionetas de organismos de socorro, carros de entidades públicas o medios de comunicación para acercarse al área bloqueada y averiguar qué pasaría y cuánto más tendrían que esperar para seguir el viaje.

Hasta ese punto llegó también un grupo de ocho jóvenes que viven en Puerto El Carmen, cerca de la frontera con Colombia.

Ellos pasaron una semana de vacaciones en Papallacta y necesitaban volver para presentarse a primera hora de hoy en su trabajo.

Trabajan en el área de estudios sísmicos en la firma Geolago: jalaremos dedo o echaremos pata hasta poder coger bus. Pero llegamos porque llegamos.Ana María Carvajal

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