Catzuqui espera la lluvia

Una de las actividades en este sector es la agricultura.

La tierra está seca. Los pocos sembradíos que aún están en pie están cubiertos por un manto de polvo y las hojas amarillas se quiebran con solo tocarlas. El verano altera la cotidianidad de Catzuqui de Velasco, en el norte, al no poder dedicarse a sus cultivos.Para llegar al barrio se debe llegar al final de la calle Rumihurco que atraviesa la Roldós, en el norte de la capital. La carretera es una vía de tierra, angosta, que cruza una quebrada y asciende una loma. Allí se asientan unas 400 casas, en medio de bosques y montañas.

En vehículo, se tarda 20 minutos desde la av. Mariscal Sucre. Si no se tiene auto, se debe llegar en camioneta, en uno de los buses que salen en la mañana y en la noche o caminando, como hacen muchos de los vecinos.

Catzuqui es la corona de una montaña donde el agua escasea y donde el verano afecta al 90% de la población, que se dedica a la siembra.

En invierno, la tierra da maíz, haba, papa, quinua, chochos. Pero llega junio, julio, agosto y el sol vuelve infértil a la montaña. El agua que las familias recogen en los tanques de cemento y en las tinas de plástico afuera de sus casas no alcanza para el consumo, mucho menos para regar los sembríos.

Leonidas Grande está sentado en el terreno de su casa, junto a unos vecinos y cuenta que los últimos tres meses el trabajo en agricultura es muerto, por lo que hay quienes prefieren trabajar en Quito.

En Catzuqui no hay mercado. Cada familia consume lo que cosecha. Las amas de casa son expertas en hacer alcanzar la última cosecha de mayo, para los meses difíciles.No les queda más que esperar a las lluvias que están previstas para el próximo mes. Jorge Quishpe cuenta que, por eso, la mayoría de familias no siembra en verano, para evitar perder un sembradío. La lluvia será el punto de partida.

Évelyn Jácome (I)