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2015-11-21 10:11:16

Facu, bien chancleta

David Landeta

Facundo Martínez le da un sorbo largo a su mate en la sala de su casa, en el centro norte de la capital. Quito se mira gris a través de los ventanales, pero adentro hay calor de hogar.Cerca del capitán de Universidad Católica y mejor pasador del torneo (lleva 1 516 buenos pases en el torneo local) descansa -plácida e inocente- Olivia, la segunda hija del matrimonio del jugador con Valeria Mauro.

Ahora estoy más tranquilo. Con mi primera hija (Isabella, dos años) hacía más preguntas y estaba más inquieto, cuenta el argentino que, además de rey del pase, es un gran chancleta: solo le nacen hijas mujeres.

Olivia llegó al mundo con un parto programado. La fecha inicial era el 6 de noviembre, pero ese día, la Chato se enfrentaba con El Nacional en el estadio Atahualpa. ¿Se puede cambiar la fecha del parto?, preguntó el futbolista, primero a su esposa y luego al obstetra.

Con la luz verde de ambos, Facu pudo saltar a la cancha, aquella noche ante los criollos. Católica se impuso 2-0. Luego del partido, Martínez se fue a su casa para pasar la última noche en vela. A las 05:00 tomó el auto y con Valeria se fue a la Clínica de la Mujer. Dos horas después, Olivia estaba en sus brazos.

La paralización del torneo por los partidos de la Selección benefició a los Martínez-Mauro. Facundo pudo pasar con su nueva hija los tres siguientes días al parto, antes de volver a sumarse a los entrenamientos del Trencito Azul.

Valeria, quien siempre acompaña a su esposo a los partidos, cuenta que ella es la encargada de despertarse en las madrugadas para alimentar a Oli.

Facundo, en cambio, está más pendiente de Isabella, que ha empezado a demandar más atención, ante la presencia de su nueva hermanita. ¿Más cambios en la cotidianidad? No muchos. Salvo que ahora el capitán de Católica tendrá que hacerse un nuevo tatuaje con el nombre de Olivia.

Además, está buscando el precio más conveniente para inscribir el nombre de su nuevo retoño en sus zapatos Adidas blancos y hacerse unas nuevas canilleras con las fotografías de sus dos hijas y de su mujer. Ahora, solo espera que Olivia crezca un poquito más para cumplir otro ritual: saltar con ella a la cancha del estadio Olímpico Atahualpa.

Pablo Campos (D)

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