Ama los go kart
Los años que viviremos. Así se titula el poema que escribió Ernesto Ordóñez (nacido el 4 de enero de 1923) sobre su vida. En él cuenta que su madre le buscó un colegio en el cual tendría techo y comida.Ingresó en el Seminario Menor; allí pasó seis años encerrado. Antes de pasar a la U, tuvo que hacer una solicitud al Congreso Nacional de aquel entonces, para legalizar sus estudios.
Lo consiguió e ingresó a la Facultad de Ingeniería Civil de la Universal Central. Pasó hambre y caminaba largos trechos, es que Ernesto vivía en la avenida Colón y la Universidad estaba ubicada en el sector de la Plaza Grande, de ahí que -todo los días- tenía que caminar 10 kilómetros diarios porque no tenía para el bus.
Cinco años con esa vida de privaciones. Su primer empleo surgió de la nada. Ingresó a la Marina, como dibujante de planos. Lo mejor de todo: Ya tuve dinero para hacerme el pelo, también para el bus y para comer.
Luego le propusieron ser jefe de construcciones de una compañía de aviación; en ese entonces el sueldo básico era de 150 sucres y él empezó ganando 2 500. Le llegó la lluvia del dinero, se casó y tuvo siete hijos; y se le abrieron las puertas por todo lado.
Hizo diferentes construcciones. Uno de sus edificios más emblemáticos fue el edificio Baca, ubicado en la 10 de Agosto y Carrión. Incluso, contó, por esa obra arquitectónica recibió dos premios ornato de la ciudad.
Luego, recuerda Ernesto, le nombraron presidente de Liga Deportiva Universitaria; viajó a 18 estados de Estados Unidos acompañando al equipo de básquet.
Llegó el tiempo del supermercado; duró 14 años y cuando cerró el local se jubiló. Era tiempo de deu00addicarse a su pasión oculta: la investigación.
Actualmente, en el parqueadero del edificio donde vive tiene 10 'go kart' construidos con sus propias manos. Y los volvió eléctricos para contribuir al ambiente y evitar el ruido.
Estos go kart pesan alrededor de 120 libras y cuestan unos USD 2 600. La batería aguanta hasta 25 kilómetros; tiene una velocidad máxima de 40 kilómetros por hora, pues no es para competencia u00adsino para paseo.
Y en ese 'carrito', cuando cae el sol Ernesto sale a pasear por los alrededores de su casa. Es que le encanta la naturaleza.
Betty Beltrán (I)bbeltran@elcomercio.com
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