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2016-02-12 06:13:13

Los perros abundan

UnUn ciclista se armu00f3 con un palo para pasar cerca de los perros. Foto: Diego Puente / u00daN

Al mediodía los canes escapan del sol y se refugian en las sombras que ofrecen los árboles de limón. Otros están acostados bajo vehículos estacionados o escondrijos que ofrecen las casas de Collaquí, un barrio del nororiente.Cristóbal Cando, morador y dueño de una tienda de abastos, dice que está cansado. Él explica que las personas que dicen que son dueños de los perros no se hacen responsables de los canes y los tienen como mascotas 'puertas afuera'. En otras palabras, les dan de comer, pero no recogen sus desperdicios ni los llevan al veterinario para hacerles chequeos o colocarles vacunas.

Los perros, en el día, vagan por el poblado y en las noches acuden a terrenos baldíos o casas para dormir. Según la Ordenanza Metropolitana 048, los dueños de perros, gatos u otra mascota deben velar por la salud de los animalitos. Esto, en Collaquí, se cumple a medias. Por las calles San José o el pasaje Guayaquil se observan canes flacos. Las costillas están marcadas debajo del pellejo. Ni hablar de las manchas en el pelaje.

Jimmy Tandazo, otro morador, sostiene que él ha sido perjudicado por los canes. Es una rutina, en las mañanas, sacar escoba y pala para recoger los desechos que dejan los perros durante las noches. Tiene que baldear para disipar el olor a orina que se concentra. Este trabajo deberían hacer los responsables de las mascotas, según la Ordenanza Metropolitana.

Pero en Collaquí no solo hay malestar por estos animales domésticos. También hay temor debido a que existe una manada de perros ferales que acecha. En las noches hay ataques a pollos y cerdos. Los animales ferales son perros que se agruparon y recuperaron instintos salvajes. Se pide una mayor presencia municipal para atender el problema.

Diego Puente (I)dapuente@elcomercio.com