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2016-04-28 17:24:52

Villa Cariño quedó hecha polvo

Ilaria Rapido

Solo quedó en el nombre. A la Villa Cariño, luego del terremoto, no le ha llegado ni un mimo. En este sector, en Bahía de Caráquez, estaba la zona de tolerancia. Allí funcionaban tres centros nocturnos y dos más se hallaban cerrados por falta de papeles.

Los locales estaban a los costados de una calle de tierra y a unos metros de la escombrera de la ciudad, donde llegan los restos de las casas destruidas.

En medio de los menesteres del trabajo, la noche del terremoto, las trabajadoras sexuales tuvieron que correr para que las paredes no les cayeran encima.

Estrella Azul, La Madrileña y El Huequito del Olvido eran los locales que funcionaban allí. Amparo Morales y su esposo, Carlos Ganchozo, son los dueños de lo que queda de la Estrella.

Ella comenzó como trabajadora de la noche y luego reunió para construir el local, donde la noche del terremoto trabajaban ocho chicas; el local estaba repleto. Algunos clientes habían fiado jabas de cerveza y se han portado derechos, pues luego del terremoto regresaron a pagar.

Los cinco cuartos se fueron abajo, los ladrillos cayeron sobre las camas y, a buena hora, las chicas avanzaron a salir.

Les tocó correr con el traje de trabajo, cuenta Amparo.

El techo quedó firme, las latas de zinc y la caña guadúa que las sostenía están intactos. Lo que no quedó en pie fue el negocio. Las muchachas llaman a Amparo para saber si ya hay trabajo, pero no hay nada.

Las chicas cobraban USD 10 por cliente y dos quedaban en la casa.

La misma suerte corrieron los otros centros. La Madrileña era el más grande, tenía ocho cuartos y un gran salón. La noche del movimiento telúrico había ocho chicas en el lugar. A los dueños, Janeth Aguayo y su esposo, José Rivas, además se les fue abajo la casa, cerca de ahí.

Los locales sin papeles habían cerrado unos pocos meses antes y en mayo planeaban entrarle a la tramitada. Pero el terremoto se les adelantó.

Ana Guerrero. (I)

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