Sin veredas en la calle

No hay otra opción: la gente debe esperar un espacio entre los autos y caminar por la calzada.La calle Rumihurco, en el norte de la ciudad, no tiene veredas, y en los accesos que se construyeron para ingresar a los garajes de las viviendas, siempre hay estacionados vehículos.

Cientos de personas caminan a diario por ese lugar. Esa vía sirve de acceso principal para quienes viven en barrios como la Roldós, la Pisulí, Consejo Provincial, Colinas del Norte, Cangagua, Moncayo, Catzuqui de Velazco... Además, una escuela queda a menos de 100 metros de allí. A partir de las 07:00, al mediodía y a las 17:00, es común ver a jóvenes y niños que se pelean un pedazo de calle con motos, camionetas y hasta buses.

El riesgo, sobre todo para los más pequeños, es evidente. Karina Brito, quien vive en la Cooperativa Jaime Roldós segunda etapa, pasa por allí todos los días luego de retirar a su hija de la guardería. Hace un llamado a las autoridades para que tomen cartas en el asunto. Podrían construir veredas, poner un paso peatonal, un semáforo, o al menos mandar agentes de tránsito para que nos ayuden a pasar, dice la mujer.

Por allí suben tres cooperativas de buses que movilizan a más de 180 000 personas, según Leonardo Cuestas, presidente de la Roldós. Cuestas asegura que ha hecho pedidos para mejorar la movilidad de las personas, pero que hace falta apoyo por parte de las autoridades.El pedido de los usuarios es que mejore la seguridad vial en la zona, para evitar accidentes.

Unos 20 metros luego del redondel, en lugar de vereda hay una cuneta bastante profunda. Es común ver a niños, con sus mochilas al hombro, caminando dentro de ella para evitar ser atropellados.

Evelyn Jácome. (I)

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