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2016-05-24 17:00:03

Voluntarios eternos

GabrielGabriel Moreta va a diario al parque Bicentenario. Foto: Betty Beltru00e1n / u00daN
Gabriela Coba

No esperaron nada, a las pocas horas del terremoto del 16 de abril, Gabriel Moreta y Simón Meza fueron a comprar víveres y agua y volaron a entregarlos en los sitios de acopio de las ayudas a los damnificados.Llegaron alrededor del mediodía: el primero al Bicentenario y el segundo a la Cruz del Papa. Ya se iban a sus casas, pero como faltaban manos para embarcar las cosas en los camiones, decidieron quedarse. Hoy ya son 38 días que ayudan en esos sitios, sin parar.Y no se los ve cansados. Sí un poco desmotivados: la ayuda va decayendo, ya no es como antes, comentan estos dos jubilados.Gabriel, de 61 años, vive en San Fernando; tiene cuatro hijos (tres mayores de edad y una niña de 9 años). El primer día de ayuda, el 17 de abril, se quedó hasta las 00:00 ayudando en el Bicentenario. Al otro día volvió: u0093ofrecí que iba a colaborar un tiempitou0094.Ese tiempito se ha alargado: suele llegar al sitio de su trabajo no remunerado a las 09:00. A las 13:00 se va a su casa a almorzar; vuelve a las 14:30 y se queda hasta las 18:00. Todo depende del flujo de ropa que llega, pues Gabriel se encarga de eso: clasifica y arma (con más voluntarios) los kits de ropa. ¿Hasta cuándo ayudará? Él no ha puesto fecha.

Simón tampoco tiene plazos. El hombre tiene 64 años y cumplió años (el 21 de abril) trabajando en el punto de la Cruz del Papa. Es de Los Ríos, pero a los 19 años se asentó en Quito.Vive en Zabala y todos los días se cruza la ciudad para estar a las 08:00 en el sitio que, hace 38 días, se ha convertido en su lugar de trabajo y ayuda. A veces se marcha a las 17:30 o a las 18:00, todo depende si hay donaciones. Él también se encarga de coordinar el ropero de la Cruz del Papa.Son dos ejemplos de constancia y de ese sentimiento llamado solidaridad.

Betty Beltrán (I)