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2010-11-13 15:12:49

'No soy famoso, soy popular'

Haru00e1nHaru00e1n el favor de no irse a Espau00f1a. Van enteros y luego  regresan en cajas. Carlos Michelena. Foto: Juan Silva / UN

El pionero del teatro callejero en la ciudad

siempre exige la misma cosa: respeto.u00a0Con una cinta amarilla que dice peligro han cercado el círculo de hierba donde se ponía

Carlos Michelena. Llega lentamente, son las 10:40 y lleva 10 minutos de retraso a su función en El Ejido. Sus horarios son flexibles. La libertad es una de sus posesiones más valiosas. Por eso abandonó el teatro de sala, hace cerca de 25 años. Y por eso abandonó el pequeño espacio que tenía en la

televisión.

Por eso

y por ser coherente consigo mismo, según dice, en cada función.

Seguramente le preguntaron muchos ¿por qué se salió? y antes de que algún curioso

lo vuelva a hacer, él mismo dice: u0093No podía estar criticando a los dueños de los canales y ser parte de la misma coladau0094. El público ya lo ha estado esperando. Cinco hombres jóvenes reunidos al pie de la cinta de peligro fuman, hacen chistes y

recuerdan algunos del Miche. Se saben de memoria los números del veterano actor callejero, pero lo disfrutan igual.Las facturasViene, como cada martes, jueves y viernes, conversando con su amigo y albacea, César Santillán. Lleva una gran maleta negra en la que anda a cargar a los últimos nueve presidentes , o sea

sus máscaras, pero cuando se las pone uno no puede diferenciar la realidad de la caricatura.Antes de empezar su rutina de calentamiento

se acerca

un hombre con

casco de moto en la mano

y un maletín con

papeles. Ha hecho

una pausa en su trabajo de mensajero para

saludar al

Miche. -¿Cómo así le ha clausurado el SRI?, le dice en tono

amistoso, señalando

la cinta amarilla.Michelena

tiene

56 años, 37 en el teatro

y

más de 25 en la variante callejera.

Quizá el excesivo

trato con policías, nacionales o municipales,

o con

gente que no

entiende su

trabajo, le han forjado ese

aire hosco

que

lo rodea cuando no está en escena, esa aura

suya

siempre a la defensiva. El actor le lanza una mirada de desconfianza al

mensajero. Pero luego entiende que detrás del

chiste no

hay ninguna falta de respeto (el respeto es

un concepto

fundamental en el Miche,

ha marcado

su vida

dentro y

fuera del parque). Y sonríe. -Es que no estaba dando facturas.

Si

la factura cuesta dos centavos y aquí solo ponen uno.

Qué ha de ser eso... demás también... Vuelve a desplegar esa sonrisa amplia que le llena de arrugas el rostro moreno, cubierto de una barba

completamente blanca. También carga un bolsito blanco del que siempre extrae un velo de poliéster brillante, un cofrecito adornado con

campanitas

y un pequeño megáfono del que

sale un ruido de sirena, mientras el actor corre

descalzo, llamando a los

curiosos a

gritos. Luego dice: u0093Primera llamada. El público pasa se sienta en las butacas. Mientras el actor está en el camerino,

nervioso, preparándose

u0094. Payaso de a

de veras Michelena

empezó como actor en 1973.

Fue parte de los grupos

Teatro Ensayo, Ollantay, UNE y

Malayerba.

A fines de los setenta

optó

por el camino que transita hasta hoy, un camino menos

prometedor pero más libre: la calle.En casi todas sus funciones repite lo mismo: u0093La otra vez me saluda uno en la calle. Licenciado me dice.

Con respeto a los que hayan estudiado, ¿cuál licenciado, pues?

Ni la primaria tengo. Siete años pasé en la Simón Bolívar. Salí

porque ya necesitaban el pupitreu0094.Su

rústico

orgullo popular hace reír

a la gente, pero además

la identifica. Ese pararse de frente a una vida

dura, pobre, sin comodidades,

hace que el público admire

al

hombre que sabe decir lo que todos quisierámos

decir pero no sabemos cómo.

u0093Me dicen que soy famoso. Mentira. Popular es lo que soy, porque

siempre estoy con la genteu0094.

Con la gente, es decir contra el poder.

Como buen

quiteño de San Juan, el Miche es

contestatario ,

rebelde, y medio pendenciero.

Detrás de sus

chistes

y su discurso, se agita una frustración y un

pesimismo cuyo blanco favorito son los políticos.u0093Yo debería estar allá (dice señalando hacia el edificio de la Asamblea).

Yo sí soy payaso de a de veras, y no como esos payasos

que ni hacen reír y se visten de terno para robaru0094. Esa ira, ese secreto rencor en contra de una sociedad que

lo margina, esa tremenda bronca de un tipo inteligente que no

cree

en la

política, eso es lo que lo hace tan popular.