Algo que comió la mató

Ocurrió el martes. La prima de la menor está en el Hospital del Sur intoxicada.u00a0Un lazo negro pegado a una puerta se va muriendo entre el polvo, el dolor y el helado

viento

que cruza por el

barrio Santa Gloria, en el sur. En el patio la gente no deja de sollozar.

Están de luto; Lady, la pequeña de 12 años, acaba de morir.Junto a la parada de los buses Vencedores de Pichincha, en esa casa blanca de dos pisos

a medio construir, una mujer

se esconde detrás de un calentador viejo y un

inconsolable dolor;

sin levantar la cabeza barre una de las habitaciones vacías para colocar allí el féretro de su hija. Nunca un miércoles

había sido tan amargo. En el barrio viven

80 miembros de la familia Tipán; sus casas

se incrustan en una loma labrada por las lluvias que tiene un rasgado

camino para subir a las mediaguas.

Frente a una de ellas, Lady se desplomó el martes a las 18:00.Para llegar al lugar donde la menor falleció el

camino es empinado y obstaculizado por huecos, lodo y heces de vaca. u0093Hasta aquí avanzó. Golpeó la puerta y cuando salí la vi desmayada. ¡Mija qué te pasa!, le grité, pero ya no respondió. Le empezó a salir espuma por la bocau0094,

recuerda el padre de la niña.Cuenta que luego la tomó en brazos y bajó a prisa del

lugar para poder llevarla al Subcentro de Guamaní, pero allí

nada se pudo hacer.

u0093Ella se fue sanita de aquí. Salió a las

11:45 y subió caminando

a la escuela Caminos del Inca. Luego volvió a

las 18:00.u00a0¿Qué comiste?, le decía yo, pero

no escuchabau0094,

sostiene Piedad, madre de la pequeña. Pero el dolor de haber perdido a un miembro de la familia es doble.

Yajaira, prima de Lady,

está en el Hospital del Sur. Según los

médicos, por

intoxicación.u0093Tiene 10 años y va

a la misma escuela que mi sobrina,

en la mañana.

u0093Mamita me duele la barriga y

estoy mareadau0094, avanzó a decirme y se desmayó a

las 13:30;

botó espuma por la boca.

La llevamos al Hospital del Sur. Está graveu0094, asegura la madre.

Empiezan los rumores: u0093Es que se ha comido unos hobitos

en la escuelau0094, dice una tía. u0093Ha comido la granola que les dan ahí mismo, pero como en el lugar hay muchas ratas, capaz que pusieron veneno para que los animales no se coman la granola y mi sobrinita se comióu0094, dice otro tío.Alrededor de 40 niños de esa familia estudian en esa escuela.

El plantel

está ubicado

en Caupicho, por la entrada a El Troje.

En las afueras del lugar hay vendedoras con

golosinas, grosellas y hobos. Ellas aseguran que sus alimentos son sanos.La escuela

tiene el piso de tierra y

las aulas

maltrechas.

Carmen Taipe, maestra, lamenta la muerte de la niña. Cuenta que varias ocasiones han intentado sacar a las vendedoras de allí, pero que no lo han logrado. u0093Aquí

los casi 800 alumnos comieron granola y solo las dos pequeñas están mal. Las autoridades deben investigar para ver lo que pasóu0094, manifiesta.

La habitación de Lady está más oscura que nunca. Su hermano menor, con el que compartía el cuarto,

se sienta en el filo de la cama y abre el

cajón

de una cómoda antigua. La madera rechina, el niño llora. Allí está el uniforme gris que Lady vestía el día del incidente. u0093Mi ñaña era danzanteu0094, dice

y muestra una máscara de diablo huma que Lady

usaba durante sus presentaciones.

Afuera se escucha un bullicio.

El féretro de la niña acaba de llegar. u0093Mi negrita linda, por qué te me fuisteu0094, grita la madre, las respiraciones se agitan y ese indescriptible dolor vuelve a arremeter...