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2012-08-30 00:30:48

Sin pelota y en otro paraíso

JorgeJorge abandonu00f3 una clu00ednica de rehabilitaciu00f3n en la Costa. Foto: Pablo Tatu00e9s/ UN

Quiso ser jugador profesional de fútbol, pero tomó otro rumbo. Jorge soñó con ser deportista.u00a0Las espinas de los palos de rosa se clavaban a gusto en sus piernas. El castigo tenía que ser ejemplar y debía servir para quitarle a Jorge las ganas de ser un jugador profesional de fútbol.u00a0Hace 35 años el fútbol no era profesión, era cosa de vagos, por eso cuando el papá de Jorge se enteró de que su hijo andaba metido en la Sub14 de El Nacional, poco le importó si el chico tenía o no talento. u00a1Había que formar un hombre de bien!La misma historia ocurrió cuando Jorge se perdió tres días en Sucumbíos, en donde logró la medalla de oro para Pichincha en básquet. La presea dorada sirvió para que le rompieran la cabeza. Ahí Jorge se cabreó. Para quitarse el sabor amargo de esa pócima hecha de frustración e ira, se metió a probar la marihuana.

Tenía trabajo en el Municipio, cargo de peso. Era el encargado de hacer las obras. Hasta que un día le pagaron por pavimentar la cuadra de un tipo influyente. El presidente del barrio se quejó y se le acabaron los 10 años como empleado público.u00a0A esas alturas ya estaba tan familiarizado con las drogas que no fue problema ser expendedor. Recuerda que la base de coca venía en bloques de 25 libras. Más detalles no quiere dar, no está muy animado para hablar de eso. Solo le queda una moraleja: no hagas al otro lo que no gustaría que te hagan a ti. No quiero que alguien venda droga a mis hijos.u00a0Siga caminando, vea, dice mientras va mostrando a los transeúntes las carteras que vende a dólar. Es que ahora está haciendo todo lo posible por ir derecho, no hacer el mal a nadie, vivir fresco y en paz.u00a0Lleva apenas tres carteras atadas a las muñecas. Ese día, no tiene muchas ganas de trabajar y todo por una pelada, que es tan 'triquera' (consumidora) como él, y hay días en que prefiere quedarse fumando con ella, una estudiante universitaria que quiere ser chef. Cuando soñaba con meter goles nunca se imaginó que solito se iba a meter en una clínica de adicciones, eligió una que quedaba por Chongón, vía a la Costa. Jorge le pone freno a sus historia. u00a1Espere, deje vacilar un rato!. Me aparta con su brazo. u00a1Mamita rica, flaca, muaaa!, dice a dos chicas que no se atreven a chirlearle.u00a0A palosLas reglas del psiquiatra debían seguirse al pie de la letra. A las seis de la mañana había que estar de pie, con el cabello húmedo. El desayuno consistía en un pan y café en agua. Luego venía la terapia, también conocida como los deberes, en donde a punta de gritos y palos debían confesar cómo robaban, estafaban, engañaban... todo por la droga.u00a0Jorge se cansó de todo eso, a su amigo le dio una carta para que le entregara a su 'ñora', pero el muy p...

le pasó la carta al psiquiatra, quien le dijo: u00a1Mañana te saco la p...!. El interno no se iba a quedar para ver qué pasaba al otro día, que justo caía Viernes Santo, no quería quedar hecho Cristo.

El efecto de las 10 gotas de Sinogán que le dieron esa noche las contrarrestó haciendo ejercicio. No le dio sueño, se robó unas cortinas y se armó una suerte de soga con la que se fue de ahí con más ganas de consumir. A la clínica le pagó 7 millones de sucres, para dizque rehabilitarse y nada. 50 años y sigue en la droga.Y como de todo hay que sacar provecho, parte de sus ingresos está en el arriendo de su cuarto. Por cinco dólares un consumidor y sus amigos pueden ocupar la habitación de Jorge y vacilar la nota. u00a1Caerá vea, es en el sur. u00a1Ja ja ja ja! En la billetera tiene la foto de su 'ñorita', a la que conoció en el colegio. Cuando su mamá ve la foto le dice que ella está más joven. Entonces le voy a arrugar a la foto, contesta y ríe tan estridentemente como puede.u00a0También tiene las fotos de sus hijos, del que está en la Escuela Militar y de la hija que cursa los estudios secundarios en un colegio privado. Ya no vive con su 'ñora' que es economista y tan buena, que de vez en cuando le bota una 'cachina' al Jorge, quien se fumó todo. ¿Arrepentido? Sí, pero qué le vamos a hacer.u00a0Más de La Rendija: La armónica de un hippie andino Platitos y el arte de vivir De la heroína al silencio El Pirata y sus adictos al erotismo