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En Las Aulas
13 de septiembre de 2017 13:12

'El año escolar se gana desde el inicio'

Padres y maestros se preocupan por las notas. Pero también es necesario conocer otras variables. Foto: Archivo

Padres y maestros se preocupan por las notas. Pero también es necesario conocer otras variables. Foto: Archivo

Varios lectores nos han solicitado recomendaciones sobre cómo afrontar el inicio de clases, y el papel de los padres en esta hermosa aventura de aprender... y ganar el año.

Antecedentes

El sistema educativo formal tiene una institución -la escuela o colegio- a donde van nuestros chicos a estudiar.

El MinEduc ha fijado un plan de estudios -hoy llamado currículo- que es una tabla de contenidos, en los cuales los profesores se preparan para enseñar.
Nuestros hijos van al plantel a estudiar, con mucha ilusión y entusiasmo desde el primer día de clases, pero luego vemos que algunos se aburren, bajan sus “notas” y comienza en algunos hogares un “calvario”. ¿Qué ha sucedido?

Caso real

Manuel es el nombre de un padre de familia, cuyo hijo Alberto, de ocho años, acude a la escuelita fiscal. María, su esposa, se dedica a atender la casa, lavar, planchar, cocinar, mientras su esposo Manuel trabaja en una imprenta, desde la mañana hasta la noche.

Al principio todo fue alegría y gozo, pero al poco tiempo el niño dijo que ya no quería ir a la escuela porque se cansaba, y prefería ver la televisión en casa. María, su madre, fue a la escuela a hablar con la profesora, y allí conoció que Alberto estaba desanimado y en ocasiones triste. ¿La causa?

Había algunas, pero la principal tenía relación con los problemas de los papás, es decir, entre Manuel y María. Los continuos insultos entre ellos afectaban el interés de Alberto por sus estudios. Este es un caso muy común y corriente.
Otro caso

Bertha es una niña, de seis años, que tenía todo en su haber: padres estables, útiles adecuados, profesora preparada y... se sentía sola, porque sus amiguitas fueron trasladadas a otro paralelo. Al principio, al parecer, iba bien, pero este “pequeño problema” comenzó a tomar fuerza cuando la niña tuvo inconvenientes de salud y otras complicaciones.

Una guía ayuda

Padres y maestros somos educadores, en un sentido amplio. Los casos de Alberto y Bertha son comunes en el sistema escolar que, de hecho, se solucionan con intervenciones oportunas. Lo importante es que los niños o niñas se sientan felices, y encuentren lo que desean: espacios o ambientes para que los aprendizajes sean verdaderamente significativos.

Algunas pautas

Los padres debemos estar cerca de los hijos estudiantes, lo necesario para que se sientan estimulados y apoyados. Recordemos que los hijos requieren también espacios propios o personales, para que desarrollen su autonomía. La actitud clave, para empezar, es acompañamiento.

En segundo lugar es preciso coordinar con la escuela los tiempos, los contenidos, las metodologías y sistemas de evaluación, de tal manera que los padres y los profesores estén “conectados”.

En tercer lugar -para que nuestra función sea útil y no persecutoria- es menester ponernos de acuerdo entre los padres para que los mensajes que dirigimos a los hijos no se distorsionen, y haya siempre una dirección correcta y apropiada. Y en cuarto lugar los padres debemos desarrollar empatía: ponernos en lugar de nuestros hijos.