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En Las Aulas
8 de enero de 2021 15:52

Aprendizaje lúdico para los chiquitos

Todo lo que tenga que ver con armar y desarmar, por ejemplo, aporta una serie de beneficios para los pequeños. Foto: archivo / ÚN

Todo lo que tenga que ver con armar y desarmar, por ejemplo, aporta una serie de beneficios para los pequeños. Foto: archivo / ÚN

Yadira Trujillo (I)

Niños en edad preescolar, de 3 a 5 años, llevan casi 10 meses sin socializar con sus pares, debido al cierre de los centros educativos, desde la llegada de la pandemia. Los padres de familia, preocupados, buscan formas de que el encierro no les afecte. Dos especialistas brindaron algunas recomendaciones.

Los niños tienen la necesidad fisiológica de estar en movimiento, recuerda la neuropsicóloga y psicopedagoga Mercy Vaca. Frente a la falta de actividades lúdicas, la especialista señala que podrían aparecer signos como la irritabilidad, estados de ánimo variables, tics nerviosos, problemas de sueño, poca tolerancia e impaciencia o retrocesos a etapas ya superadas, por ejemplo, podrían no avisar cuando quieren ir al baño.

Es importante, dice Vaca, que los padres tomen las situaciones que derivan de la pandemia con calma, de lo contrario pueden tejer una especie de “nido de inestabilidad emocional” para los niños más pequeños de la casa. Sugiere un control básico de alimentación, de ingesta de agua y de ejercicio diario.

Para los niños en edad preescolar la psicopedagoga recomienda actividades creativas como pintar en papelotes sobre el piso, pero más que nada otras opciones que permitan movimiento como saltar cuerda, correr por laberintos, el juego de la silla con música, montar bicicleta...

Los preescolares centran su interacción social en la familia cercana, señala la PhD en psicología y docente de la Universidad Católica Cristina Orbe. Para ellos, indica, tener contacto con los miembros del núcleo familiar es lo más importante. “La interacción social va a generarse en mayor medida en niños más grandes, alrededor de 5 o 6 años. Es a esta edad donde comienzan a interesarse por relaciones con pares, fuera del núcleo cercano”.

Sin embargo, explica la especialista, la mayor preocupación de los padres es que ellos deben trabajar y sienten que sus niños necesitan de otros para crecer. Lo ideal, dice Orbe, es buscar un equilibrio, un espacio que les permita dar momentos a sus pequeños o estar en contacto con otras familias cercanas que cuidan de su salud para que padres e hijos puedan salir de rutinas agobiantes.

Sitios como los centros infantilesfueron creados más por la necesidad de los padres. “Pero al dar un buen espacio para la interacción y lo lúdico, los niños preescolares acompañados por sus padres tendrán mucha facilidad luego para salir a un entorno social más amplio, pues se sentaron buenas bases de seguridad en esta etapa tan importante”.