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Futbolero
27 de julio de 2017 09:12

Aníbal Chalá ha tenido más paciencia que Job

El lateral zurdo de los albos pasó siete meses sin pisar una cancha. Una pubalgia y un mal tratamiento lo llenaron de temores. Ahora en Pomasqui se siente libre y agradece a Repetto.

El lateral zurdo Aníbal Chalá, tercero desde la izquierda, jugó sus primeros minutos en este año. Foto: ÚN

David Paredes


La paciencia de Aníbal Chalá no conoce límites. El lateral zurdo de Liga de Quito se aguantó siete meses sin pisar una cancha por culpa de una lesión crónica. En plena pretemporada, los médicos del Dallas FC, club dueño de sus derechos federativos, le diagnosticaron una pubalgia -una lesión en los músculos cercanos a la ingle y que causa dolor al caminar.

Los gringos le dijeron que la recuperación iba a ser cuestión de un mes. Pero poco a poco todo se fue agravando.

“Hubo complicaciones con la lesión. Hice todo el proceso durante un mes y en vez de curarme terminé más jodido. Me hice un examen de control y al parecer todo estaba bien, pero a los 15 días hubo un sangrado en el hueso del pubis. Eso significó dos meses y medio más de terapias y trabajos diferenciados”, dice Chalá.
Solo, lesionado y en un país extraño, la desesperación se hizo presente. Las ansias de jugar lo estaban volviendo loco.

“Había pasado mucho tiempo parado. Quería dejar toda la recuperación y ponerme a entrenar a pesar del dolor. Hubo días en los que pasaba llorando”, contó.

Pero Chalá fue paciente. Durante la lesión se refugió en la palabra de Dios. Una Biblia que compró en su amado cantón Mira, en Carchi, fue su compañera durante el proceso. Ahora, este libro sagrado está entre sus artículos personales.
“Venir a Liga fue una de las mejores decisiones que tomé. En Dallas tenía la mente en otro lado. Quería jugar, pero el dolor no me dejaba ni caminar”, recuerda el zurdo.

El lateral zurdo de los albos pasó siete meses sin pisar una cancha. Una pubalgia y un mal tratamiento lo llenaron de temores. Ahora en Pomasqui se siente libre y agradece a Repetto. Foto: ÚN

El lateral zurdo de los albos pasó siete meses sin pisar una cancha. Una pubalgia y un mal tratamiento lo llenaron de temores. Ahora en Pomasqui se siente libre y agradece a Repetto. Foto: ÚN

Ahora, con el DT Pablo Repetto, el lateral volvió a sonreír. El viernes, cuando le tocó jugar ante el Deportivo Cuenca, Chalá sintió paz. Antes de saltar a la cancha del estadio Rodrigo Paz, Aníbal sacó su amada Biblia y le pidió al Señor no sufrir más lesiones. Oró para que la vieja lesión no se haga presente.

“No estuve nervioso por el debut con Liga. Tenía miedo que en pleno partido se vuelva a presentar el dolor. Pero no fue así. Ya estoy recuperado”, dijo sonriendo.

El exjugador de El Nacional se ajusta a la perfección al estilo de juego de Repetto. Es un futbolista veloz que llega hasta la última raya del área rival. Al menos eso mostró el viernes ante los morlacos y esa será la apuesta para el domingo ante Emelec, en el Capwell.

El estratega uruguayo habló con el futbolista. Le dijo que esté tranquilo porque conocía su trayectoria y todo lo que había pasado en Estados Unidos. Por eso, el martes en plena rueda de prensa aseguró que el charrúa le da libertad de subir y bajar por la banda izquierda.

Óscar Pareja, el DT del Dallas FC, conversó con Óscar Quagliata -asistente de Repetto- sobre el caso de Chalá. Ambos se conocieron en el Deportivo Cali en la década de los 90 cuando eran jugadores.

“El ‘profe’ me conoce bien y yo a él. Lo enfrenté durante tres años seguidos. Eso ayuda bastante, porque sé qué es lo que quiere de mí y él sabe para qué soy bueno”, asegura Chalá.

Por ahora está contento de volver al ruedo. Dice que le falta un poco más de físico, pero que está trabajando para ir a la Selección.