Baldeón es el especialista en ascensos de Sangolquí
En una esquina de la sala de su casa, Johnny Baldeón tiene una estantería llena de recuerdos de su carrera de futbolista. En una de las vitrinas se puede observar las medallas que consiguió con el Alianza Lima de Perú. También, los recuerdos de los ascensos con Macará, Independiente y el Clan Juvenil. En los dos cuadros de Sangolquí llegó a ser símbolo debido a su trayectoria y el haber nacido en Rumiñahui.
En uno de los sillones acomoda minuciosamente la camiseta de los rayados. Se toma su tiempo. Le quita las arrugas y pregunta si se ve el escudo. Después hace lo mismo con la del Clan. Con este club consiguió hace dos semanas el histórico ascenso a la Serie A.
Si hay algo que Baldeón sabe de memoria y se ha vuelto especialista es ascender. Ya lo hizo en el 2009 con Independiente del Valle y lo repitió con el Clan en el 2015 (a la Serie B) y este año.
Orgullosamente repite que es de Sangolquí, que su tierrita está llena de talento y que gracias a Dios pudo jugar en los equipos de su ciudad. Incluso ya imagina el clásico del cantón Rumiñahui en la Serie A.
“Será un sueño. Dos equipos de mi ciudad con tanta rivalidad, de la buena, jugando un clásico por primera vez en la máxima categoría del fútbol ecuatoriano”, dice el ‘Rayo’.
Usó la casaca de los rayados por primera vez en el 2009. Fue compañero de Jefferson Montero, Fernando Guerrero. En esa época era el único sangolquileño del equipo.
Con Independiente logró el ascenso y el vicecampeonato del 2013. Después se quedó sin club.
En el 2014, cuando pensaba que el fútbol profesional se había acabado para él, su amor por su ciudad lo llevó a ser aspirante a político. Fue candidato a concejal por la lista local 102-17. No llegó a la curul, pero trabajó con la Alcaldía directamente como director de Deportes y Educación Física.
“El fútbol volvió a tocar mi puerta cuando mi tío (Fernando Baldeón) me invitó a jugar en Clan, en la Segunda Categoría”, recuerda. Para el delantero de 35 años, el ascender de Segunda a la Serie B fue especial, por la complejidad del torneo.
“El equipo ya se había quedado a puertas de lograr el objetivo dos años seguidos. Por goles no pudieron subir a la B. Hablé con la familia Cevallos y me comprometí a encaminar al equipo al ascenso y lo logré”, dice.
Para el ‘Rayo’ no fue fácil. Sintió la presión de ser referente. Todas las miradas estaban sobre él, pero esto no lo incomodó. Asumió la responsabilidad y las funciones de líder. Ahora se alista para la pretemporada. Volverá a jugar en la Serie A después de tres años. Siente que todavía tiene energía para ser el ‘Rayo’ de sus mejores momentos en el fútbol nacional.
