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Futbolero
11 de mayo de 2017 11:42

Barcelona SC fue mucho lote para Liga

Los jugadores de Liga de Quito y de Barcelona disputan la pelota en un tiro de esquina. Foto: API

Los jugadores de Liga de Quito y de Barcelona disputan la pelota en un tiro de esquina. Foto: API

Pablo Campos

Pobre Hernán Barcos. El trabajo se le multiplica en este año, en donde demuestra ser el único jugador de categoría en un equipo lleno de entusiastas y poco acertados futbolistas.

Ayer definió preciso un pase de Fernando Guerrero para acortar el marcador (era el 2-1). Pero, en la siguiente jugada, John Narváez hizo la casita: vio la segunda amarilla por obstruir una entrada de Jonathan Alvez.

Así, Liga y su referente Barcos pasaron de la esperanza, por descontar el marcador adverso, a la cruda realidad. Liga es un equipo de rendimiento pobre, ideas confusas y que solo se mueve en base a los esfuerzos individuales de su estrella Barcos, quien ahora hace el reto Pirata tapándose los dos ojos, ya que sus compañeros son muy limitados.

El fútbol es lógico. Gana el más fuerte, salvo honrosas excepciones. El querer no siempre es poder y en Liga no basta con las promesas de cambio de su entrenador o los golpes de timón que realiza su dirigencia. Seguramente en la semana, el técnico Gustavo Munúa trabaja con mucha entrega y con mucha sofisticación, pero eso no se nota en la cancha. En el césped, los albos recuerdan al pasaje bíblico De la Torre de Babel, en donde cada uno habla su propio idioma.

Liga es la cara y Barcelona es la cruz. Los toreros, en cambio, están en racha en Copa y en el Campeonato. Hay una idea de juego, un credo compartido por los titulares y los suplentes. El equipo juega a lo mismo en el Monumental o en el estadio Único de La Plata.

Ayer el técnico Guillermo Almada se guardó a Ariel Nahuelpan de inicio y confió en la dupla de Damián Díaz y Jonathan Álvez. El primer tanto llegó producto del juego asociado entre ambos. Álvez remató un pase del ‘Kitu’, Viteri dio rebote y Díaz muerto de risa, empujó el balón al fondo.

Con el 1-0, todo fue coser y cantar para el ‘Barce’. Llegó la segunda con un cabezazo de Xavier Arreaga y si bien Barcos inquietó con su descuento, Álvez, de penal puso la tercera.

Impotente, Gustavo Munúa lanzaba botellas de refresco en la zona técnica, miraba al cielo tratando de buscar una respuesta. Su postal era la de la amargura, de la tristeza y la angustia. Su Liga pena en cada partido del torneo. Los tiempos de gloria se ven muy lejanos.

Pese a la contundente derrota, el Munúa aseguró que se iba de la cancha con “buenas sensaciones”. Dijo que puso en la cancha a José Cevallos para tener más juego por El Centro, buscando asociarse con Barcos.

“Barcelona nos exigió mucho, pero tuvimos buenas respuestas. No merecemos estar en el puesto en el que estamos”, dijo el entrenador yorugua.

Su compatriota, Guillermo Almada, lamentó la falta de precisión en el segundo tiempo y apuntó a mantener una regularidad en Copa y en el torneo.