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Futbolero
21 de febrero de 2018 11:44

El ‘Bolillo’ está feliz: ‘la gente todavía me quiere’

Gómez hasta se puso leva para la conferencia. Foto: Vicente Costales / ÚN

Gómez hasta se puso leva para la conferencia. Foto: Vicente Costales / ÚN

Redacción Deportes
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Cada paso por Quito le trae recuerdos. Dice que ahora ve a la ciudad más organizada, más próspera (al parecer no la recorrió la ciudad en hora pico). ‘BolilloGómez, el arquitecto de la clasificación de Ecuador al Mundial del 2002 volvió al Ecuador, pero lo hizo en una faceta poco conocida: ¡como conferencista!

Una firma de telefonía le trajo al país para que hable de sus vivencias en el fútbol, en Quito y Guayaquil. Gómez llegó a un hotel de la capital con leva, camisa y jean. El atuendo le duró poco. Fue nomás pararse frente a un auditorio de periodistas e invitados para entrar en calor, sacarse la leva y arremangarse la camisa. “Les vengo a contar cómo trabajo y cuál es el discurso que tengo con los futbolistas”, inició diciendo el técnico de 60 años.

‘Bolillo’ es histórico. Rusia 2018 será su quinto Mundial, el tercero como entrenador. En los otros dos fue asistente técnico de Colombia. Pero, tiene una plusmarca bien chévere: llegar a la cita mundialista en dos ocasiones con selecciones debutantes Ecuador en el 2002 y Panamá en la edición de este año.

En su discurso se enfocó en el proceso de Ecuador. “La Selección no tenía jerarquía. La jerarquía es esa cualidad que tienen ciertos deportistas o ciertos equipos de sobreponerse a las situaciones difíciles. Ustedes se habían quedado por poquito de los mundiales hasta que lo logramos”.

El capitán Vinicio Luna lo acompañaba en la cita, tal como lo hacía en sus años de Selección. El excoordinador de la Tri iba y venía, celular en mano, durante la charla.

“Estoy feliz porque la gente todavía me quiere en Ecuador. Es agradecida con lo que logramos. Eso lo siento aún y me pone contento”, dijo el entrenador.

En el sabroso diálogo no podía faltar el recuerdo de los papeles higiénicos que el DT pidió para los jugadores el día del triunfo ante Brasil en el 2001. “Estaban cagados. Luego, jugaron un partidazo”, recordaba.