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Futbolero
28 de mayo de 2019 13:15

El chef Campos da de comer a la Tricolor en Polonia

Campos (en el centro con uniforme blanco) posa con los chef y trabajadores de cocina polacos. Foto: David Paredes / ÚN

Campos (en el centro con uniforme blanco) posa con los chef y trabajadores de cocina polacos. Foto: David Paredes / ÚN

David Paredes
Desde Polonia (D)

Javier Campos, chef de la Selección, es uno de los integrantes de la delegación que no asiste al estadio. Se queda preparando la mesa para cuando los guambras de la Tricolor regresan hambrientos después de los entrenamientos o partidos. Se trajo su camiseta oficial de juego, pero no se la ha puesto todavía.

En los tres hoteles donde se ha hospedado la Tri (Grodzisk, Bydgoszcz y Gdansk) ha pasado corriendo de un lado a otro. Si los pupilos del DT Jorge Célico se sacan el aire en la cancha, él hace su parte en las cocinas.

Sube y baja gradas como parte de su ‘entrenamiento’. El partido más bravo es cuando le toca comunicarse con los chefs locales. Campos habla poco inglés y nada de polaco. Utiliza su celular para usar el traductor. “Pensé que los chefs de acá se iban a poner bravos porque metía el teléfono a la cocina. Pero no dicen nada. Más bien me ha servido de herramienta para que la comunicación fluya”, dice el chef de 28 años recién cumplidos.

En la concentración todos lo quieren. Es que además de su personalidad bonachona, es quien pone el toque ecuatoriano a la comidita. Se trajo sus ingredientes no perecibles como atún, fideos, lentejas y frijoles para las menestras. Por pedido del cuerpo técnico, la sazón debe ser ecuatoriana y sana.

Diego Cuvi, preparador físico, le pasa el menú y Campos hace ‘marañas’ para mejorar las recetas.

“El menú es sano, pero yo trato de darle mi toque. Si hay que hacer pollo a la plancha, yo le hago tipo seco”, dijo el primo hermano de Jairo Campos, exjugador de la Selección y de Liga de Quito.

Esta es la primera vez que cruza el ‘charco’ con la Tri. Antes trabajó con el equipo nacional femenino. Es especialista en sopa y platos nacionales. Es un amante del chocolate, pero no es amigo de hacer postres. Por eso, cuando le piden un pastelitos, hace caras como haciéndose el loco. No trajo verde ni aguacate. Trató de darles el gusto a los muchachos. Fue a comprar verde en Polonia, pero no se le maduraron los plátanos y les dejó con ganas a los seleccionados. Eso sí, con el resto tuvo éxito rotundo. Tan buena sazón tiene, que los chefs del hotel de Grodzisk le ofrecieron camello. Hasta se lo pensó en aceptar, pero ya tenía un compromiso mayor con los muchachos.

“Le ha ido tan bien a Campos, que en el primer hotel todos querían que se quede. El chef jefe habló para que se uniera a su equipo. Sus recetas han sido todo un éxito en Polonia”, dice Daniela Ojeda, relacionista pública de la Tri, quien hizo de traductora en esta negociación fallida de los polacos.

Además de vivir su primera experiencia mundialista, también ha intercambiado recetarios. Él les brindó los secretos del seco de pollo, del pescado frito con menestra y del arroz rendido tipo costeño. A cambio recibió el milenario conocimiento de las sopas de chorizo de Polonia y de las cremas y calditos picantes.

“Acá el embutido es bueno. He aprendido recetas nuevas y fáciles de hacer. Creo que si voy al Ecuador algo me ha de salir”, dijo Campos unos minutos después de que los jugadores le cantaran el feliz cumpleaños en el lobby del hotel. Habla siempre con los muchachos.