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Futbolero
29 de noviembre de 2017 10:21

Delpadre, especialista en ascensos

En el 2015 casi sube con Manta. El 2016 sí logró el ascenso con Macará y este año con Auquitas. Ya quiere jugar la A. Foto: ÚN

En el 2015 casi sube con Manta. El 2016 sí logró el ascenso con Macará y este año con Auquitas. Ya quiere jugar la A. Foto: ÚN

Pablo Campos

Marcos Delpadre, el defensa paraguayo del Aucas, vive solo en un pequeño departamento en el sur. El inmueble está a cinco minutos a pie del estadio de Chillogallo, en donde el jugador se entrena a diario.

La vivienda es modesta. Apenas tiene un sofá, una nevera en el pasillo y una pequeña cocina de cuatro estufas que le llega un poco más abajo del ombligo.
En una de las dos habitaciones hay una cama, películas DVD y un aparador con libros de la dueña de la vivienda que le arrienda al futbolista.

En el techo de su habitación hay una constelación completa que brilla en la oscuridad. El zaguero central de Aucas despegó la luna, porque no le dejaba dormir. Los adornos pertenecían a los anteriores inquilinos de la casita.

En una mesa de noche junto a su cama reposa una Biblia y una agenda donde ha anotado su historia en el fútbol ecuatoriano como una especie de diario. Lleva la mitad de páginas llenas y apenas ha escrito su historia en el Macará de Ambato. Le falta contar todo lo que vivió este año con ‘Papá’ Aucas, equipo al que llegó en enero. La dirigencia lo contrató para aprovechar su experticia: él es un especialista en jugar en la serie B, un especialista en los ascensos.

El paraguayo de 26 años prefiere pasar desapercibido entre los hinchas. Cuando necesita ir al norte para visitar a algún compañero o para resolver algún trámite, sale del edificio y a una cuadra se embarca en el Trole. Su sencillez es una de sus principales características y es lo que lo ha vuelto un líder dentro del equipo.

Por eso se ríe cuando ÚLTIMAS le pregunta si se considera un especialista en ascensos. Con el que logró en Aucas esta temporada ya es el segundo. El año pasado fue campeón con Macará y en el 2015 estuvo cerca de lograrlo con el Manta. Faltó poquito.

“No sé si sea un especialista. Lo que sí puedo dar fe es que siempre me fue bien acá. Voy tres años en el fútbol ecuatoriano y he sido protagonista”, dice Delpadre mientras toma un sorbito de tereré -la tradicional infusión guaraní- junto a la ventana de su pequeña sala. Ese es su espacio para reflexionar

Sus camisetas del Macará y del Manta están en Concepción (Paraguay). Acá en la ‘Carita de Dios’ solo guarda una pantaloneta del Ídolo de Ambato que le sirve como pijama. La otra habitación está desordenada, porque ya empezó a recoger sus cosas. Su futuro aún no está claro. La dirigencia de Aucas no se ha reunido con él para negociar su continuidad en el equipo. Dice que esperará a que ellos tomen la iniciativa, porque él hizo lo suyo a inicios del año.

“Cuando vivía en Ambato vi el Bellavista repleto de hinchas del Aucas. El equipo estaba peleando por no descender y llevó más gente que otros equipos que se quedaban en la Serie A. Vi niños llorando y eso fue lo que me motivó a buscar que este equipo me contrate. Quería que esos chicos ya no lloren más y que este año vean al Aucas volver a la serie de privilegio”, cuenta el espigado central.

Un futbolista que nunca falla

Con Macará jugó 39 partidos, fue campeón de la Serie B, pero este año no fue tomado en cuenta por el DT Paúl Vélez. Al ‘paragua’ de los orientales le dolió enterarse por una entrevista en Facebook live que no estaba en los planes del club para jugar en la Serie A.

“Me dolió que Vélez no me haya dicho en persona que no me quería, a pesar de ser buen jugador”, dice ‘Delpa’, que sueña con jugar en la A. Espera que Aucas no le haga lo mismo el próximo año.

Delpadre se va a ir de vacaciones a Paraguay. En su casa, sus padres Ignacio y Perla ya le meten presión. Quieren que este año presente a su novia Valeria Flores, un ambateña hincha a muerte del Macará. Ella vive en la capital tungurahuense y viaja los fines de semana para ver jugar a su amado.

Según el zaguero central, la B es irregular. Cualquiera le gana a cualquiera. Por eso, cuando el conjunto oriental empezó con mala racha, lo tomó tranquilo. Sabía que había tiempo para cambiar la situación. “Después de la seguidilla de malos resultados nos reunimos en el camerino y nos comprometimos a salir adelante”.