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Futbolero
28 de junio de 2017 11:40

¿Funcionan las cábalas en el fútbol?

Gustavo Munúa y Julio Asad (arriba i-d). Eduardo Favaro y Jorge Célico (abajo). Fotos: Archivo / ÚN

Gustavo Munúa y Julio Asad (arriba i-d). Eduardo Favaro y Jorge Célico (abajo). Fotos: Archivo / ÚN

David Paredes

Jorge Célico, el entrenador de la Universidad Católica, es el señor de los rituales antes de los partidos. El estratega argentino hace cada cosa de forma meticulosa y, a veces, hasta exagerada con tal de sentirse cómodo, confiado y tranquilo antes de que sus muchachos salten a la cancha. Es cuestión psicológica, pero si no lo hace, no está en paz.

El estratega argentino es receloso con sus cosas, dice que no es solo una, sino varias y que no puede revelarlas, sin embargo accedió a contarle algunos detallitos a ÚLTIMAS. Por ejemplo, siempre usa la misma ropa interior cada domingo de partido. No deja que nadie se meta con su indumentaria y por lo general siempre entra a la cancha después de sus jugadores.

“Esto de las cábalas son normales en el fútbol argentino. Nosotros los entrenadores buscamos la forma de usarlas. No se las puede revelar, porque si no ya no sirven”, dice el profe ‘Célico’, que está al mando del ‘Trencito’ desde la temporada 2009.
Pero no siempre los rituales tienen el efecto esperado. Por ejemplo, al DT albo Gustavo Munúa, las cosas no le han salido bien. Desde hace dos meses no se separa de una pulserita roja en su mano derecha. Igualita a la que usan los recién nacidos para que no les dé el popular ‘mal de ojo’.

Lo suyo es una respuesta esotérica al mal momento de la ‘U’. El estratega ‘yorugua’ no se la saca ni para bañarse. Según él, no es tanto una cábala, sino una medida de protección. La suerte no lo acompaña, pero desde que la usa, sus muchachos solo empatan. “No tenemos cábalas, si no, no estaríamos tan mal”, le dijo Munúa a ÚLTIMAS después del empate ante Barcelona, en el estadio Rodrigo Paz Delgado. Con pulsera o sin pulsera, el profe cumple una campaña de llorar con el ‘Rey de Copas’.

En Tumbaco, Eduardo Favaro confesó ser un católico empedernido. En cada
jugada de peligro en su área está con el padre nuestro en la boca.
“No tengo cábalas. La única que me interesa es que la pelota golpee en un poste y entre”, dice sonriendo. Eso sí, se refugia en su fe católica. No es mucho de ir a misa. Asiste cuando puede, aunque, por lo general, su equipo juega los domingos y por ello no puede acudir a la iglesia a escuchar la Palabra de Dios. “Soy católico y trato de ser practicante. Voy a la iglesia cada vez que puedo o cuando no hay partidos en domingo”, dice el uruguayo de los puros criollos.

Por lo general, siempre está acompañado de un rosario que lo esconde bajo la camiseta. Él también anda con una pulserita que siempre tare puesta en los entrenamientos.

En Clan Juvenil sí que están llenitos de cábalas. Leandro Asad, asistente técnico e hijo de Julio, reconoce que estas pequeñas cosas pueden influir en lo psicológico. Por eso algunas situaciones, que parecen cotidianas, se transforman vitales antes o después de los partidos.

“Yo sí creo en esas cosas. Mi papá no tanto. Él dice que sí se tiene que ganar es por voluntad de Dios y esfuerzo de los jugadores”, dice Leandro, asistente técnico del cuadro.

Una de las anécdotas más llamativas sucedió la noche anterior al partido ante el Deportivo Cuenca, en Sangolquí. Julio pidió a Juan Esteban Erazo, fisioterapeuta del club, que le dé un masaje para relajarse y dormir tranquilo. Pero él no fue. Al día siguiente Clan ganó 2-1. Leandro tomó esto como cábala. “Eso de los masajes es loco. Mi papá en serio pide los masajes porque los necesita. Yo no dejo que Juan Esteban acuda a su cuarto, porque la única vez que fue, perdimos ante Barcelona”, dice Leandro.

Una de las cábalas más recordadas del Turco fue la camisa mostaza que usó durante la campaña del Olmedo en el 2000. Le daba suerte y vaya que dio resultados. Quedó campeón con el cuadro de Riobamba.