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7 de agosto de 2020 13:37

Un 10 de agosto muy solidario

Desde esta casa salió el grupo que fue a hablar con la autoridad española

Desde esta casa salió el grupo que fue a hablar con la autoridad española. Foto: Archivo / ÚN

Ana Guerrero

El 10 de agosto, el inicio del proceso independentista, tuvo una serie de protagonistas, especialmente de la universidad, nobleza y el clero. Pero no quiere decir que haya sido una revolución de marqueses. El pueblo estuvo presente y las mujeres, claro está, inyectaron su valentía.

El historiador y excronista de Quito, Alfonso Ortiz, hace un acercamiento al inicio de un camino en el que el pueblo, aun sin entrenamiento y sin armas, fue un pilar. En el camino, que no terminó ese 10 de agosto, se hizo presente la lucha de las mujeres quiteñas por la libertad.

De ahí, apunta Ortiz, surge el personaje de ‘La Camila’ o ‘La Patriota de Sudamérica’, una obra de teatro escrita por fray Camilo Henríquez, patriota chileno que fue testigo de la masacre del 2 de agosto de 1810 y que escribió la obra, en la que su protagonista es una quiteña que huye al Oriente, para salvarse de la persecución de los realistas.

El religioso, apunta el historiador, fue el promotor de que el Congreso de Chile le otorgue a Quito el título de ‘Luz de América’. Él llevó a ese país la noticia de la muerte de los patriotas.

En un artículo, de autoría de Jorge Salvador Lara, se menciona que la obra es un vívido testimonio sobre el Quito de 1810.

Camila es una joven, hija de dos patriotas prófugos de la persecución desatada por las autoridades españolas a raíz de la matanza. Ella está recién casada con Diego, patriota distinguido, quien desapareció en esa jornada. Como se alude en el texto, ’La Camila’ o ‘La Patriota de Sudamérica’, mejor debiera ser llamada ‘La Patriota de Quito’. En la obra se conoce los hechos, a través de esta figura.

En ese camino de la libertad hay otros personajes, como el que este domingo vuelve a la vida, con el grupo Leyendas Nocturnas. Se trata de Manuela Cañizares, en cuya casa se reunió el grupo de patriotas que, la madrugada del 10 de agosto de 1809, depusieron a las autoridades españolas e instalaron una Junta de Gobierno Autónoma.

Karina Jaya, parte del colectivo, comparte que aprovecharon para combinar la fecha histórica con la solidaridad. Así que el domingo, además de contar detalles de personales, a las 21:00, a través de la plataforma digital Zoom, ayudarán a recaudar fondos para una familia que enfrenta una dura batalla: la enfermedad de la madre de la casa, quien padece un cáncer terminal.

Y como en medio de la pandemia la situación de los hospitales públicos es compleja, en algunas ocasiones debe realizarse las quimioterapias por fuera, los precios son elevados y no les alabanza.

Si se anima a apoyar y, a la par, conocer parte de la historia del país, puede contactarse por medio de http://bit.ly/099 5975564leyendasInfo.

Algunas empresas han apoyado con artículos para sortear durante la presentación.
Jaya agrega que desempolvarán detalles como que Manuelita fue considerada como una especie de líder espiritual. No ve que en la noche del 9 de agosto, los patriotas tuvieron un momento de debilidad que pudo terminar en el fracaso de la jornada.

Ella, bien parada, les dijo: “Hombres cobardes, nacidos para la servidumbre. ¿A qué tenéis miedo…?”.

Leyendas Nocturnas también tocará la puerta de Manuela, pero la hija del prócer Manuel Rodríguez de Quiroga y quien presenció el asesinato de su padre en el Cuartel Real de Lima (actual Centro Cultural Metropolitano).

“Ese oscuro 2 de agosto de 1810, aquí en Quito, mi hermana María Luisa y yo, fuimos a visitar a nuestro padre, Manuel Rodríguez de Quiroga, líder de los patriotas revolucionarios, justo en los momentos en que el pueblo iniciaba su ataque al Cuartel Real para rescatar a los patriotas”

Con estas líneas empezará el relato Dayana Noguera, integrante del grupo y quien dará vida a la mujer.

Y seguirá relatando: “Cuando los soldados realistas se dieron cuenta de lo que sucedía, las tropas del coronel Arredondo, entraron en los calabozos e iniciaron el Asesinato de los Patriotas Quiteños. Recuerdo que antes del ataque, mi padre nos abrazaba...”.