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25 de septiembre de 2018 09:02

Abanderan la superación

Abanderados de la jornada regular del Mata Martínez (centro a la izquierda) y los del Bachillerato Virtual (centro a la derecha). Foto: Betty Beltrán / ÚN

Abanderados de la jornada regular del Mata Martínez (centro a la izquierda) y los del Bachillerato Virtual (centro a la derecha). Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Álbaro Rueda (así, con b) tiene 32 años y es el abanderado del Bachillerato Virtual del Colegio Municipal Humberto Mata Martínez. Mañana, 26 de septiembre, será el juramento a la bandera y él llevará el estandarte nacional. Su orgullo se nota en su mirada.

Cuando se enteró que encabezaba el cuadro de honor de su promoción, no lo podía creer. Y no porque desconfíe de sus notas sino porque, como él mismo contó, estuvo de colegio en colegio y no creyó que su promedio sea el mejor.

Logró ser el primero con 9,349 puntos sobre 10. La bandera de la ciudad la llevará Sara Castillo, quien alcanzó 9,305 puntos; la del colegio, Patricia Loor, con una nota de 8,788. Y los puestos de escoltas para Lidia Ayala, Chistian Cevallos, Erik Grijalva, Mariana Naula, Diana Aguirre y Sonia Hernández.

Todos, desde sus distintas ciudades de residencia, llegaron a Quito para participar del repaso de la ceremonia de la jura que será mañana, a partir de las 11:30, en el estadio de la Liga Parroquial de El Inca.

A partir del 2017-2018, el Mata Martínez consiguió ampliar la oferta educativa de la presencial regular a la oferta educativa inclusiva, que es la educación a distancia con apoyo tecnológico o bachillerato virtual, contó su rectora Marlene Morales.

En el tercero de bachillerato virtual se cuenta con 550 estudiantes; sin embargo, a los repasos solo llegaron 60. El pasado año se graduaron 379, entre 18 y 62 años de edad.

El sábado, a partir de las 08:00, los 60 alumnos se ubicaban en escuadras y tomaban distancia unos de otros, en el patio central del Mata Martínez, en la esquina de la av. El Inca E13-238 y Nogales. Ayer también hubo otro repaso flash.

Estaban bien educaditos y agenciosos, pues su único interés era dejar listo los detalles de la ceremonia y volver pronto a sus ocupaciones. Álbaro cargando, de lado al otro, la tricolor.

Y en los intervalos contó que a los 22 años comenzó a estudiar en un colegio a distancia, en Quito. Logró aprobar el primer curso y a la mitad del segundo tuvo que volver a su tierra: Cariamanga (Loja).

Pero no dejó los estudios y alcanzó a terminar el ciclo básico. Luego se volvió a Quito y mientras trabajaba en el mantenimiento de línea blanca, concluyó el primero de bachillerato.

Volvió a cambiarse de colegio cuando le salió un nuevo trabajo en Cuenca. Por unos meses postergó los estudios, pero una vez que se matriculó en el Humberto Mata Martínez no paró y está a punto de obtener su bachillerato.

Estudiar a distancia y virtualmente es doblemente difícil, admitió Álbaro. Lo esencial es tener disciplina y el apoyo total de la familia. Él está casado y tiene dos guaguas en la escuela.

Su trabajo es de 12 horas, de 7 a 7; es bodeguero en una empresa que fabrica todo tipo de plásticos. Luego llega a la casa: merendar, acostar a los guaguas y, luego, a dedicarse al estudio.

Cuando no está muy difícil el tema que tiene que tratar, se demora unas dos horas. Pero a veces, sobre todo con Matemáticas, se extiende entre 3 y 4 horas. Es duro, pero con ñeque se logran las cosas, dijo.

No lo hace solo, su esposa es su sostén. A veces, le ayuda a comprender un tema difícil. El lema de ella es “no puedes quedarte ahí, tienes que seguir adelante”.

Una vez graduado, aspira continuar con sus estudios para ser técnico en refrigeración. O sea, seguir una tecnología, su tercer nivel.