placeholder
Las Últimas
1 de julio de 2019 10:53

Cayó de un bus repleto de gente

Gissele, de 20 años,  muestra su brazo golpeado en la parada de buses en donde ocurrió el accidente. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Gissele, de 20 años, muestra su brazo golpeado en la parada de buses en donde ocurrió el accidente. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Diego Bravo

Las muestras de solidaridad fortalecen a Gissele, la universitaria de 20 años que sufrió un accidente en la parada de la avenida Pérez Guerrero y Bolivia, centro de Quito. A las 06:40 del lunes 24 de junio del 2019, ella se cayó de la puerta de un bus interparroquial en el que se movilizaba y le dejó una herida en la cabeza por la que le cosieron 15 puntos.

También le dieron convulsiones apenas se impactó de forma brusca contra el pavimento. Este hecho causó malestar entre los usuarios de las redes sociales, en las cuales se hizo público el caso. Cientos de personas se solidarizaron con la joven estudiante de la U. Central y su familia.

Algunos pedían sanciones para el conductor. Asimismo, solicitaron que se investigue a la cooperativa de transporte.

Gissele agradeció a la gente y también al pasajero del bus que la auxilió tras el incidente. Lo mismo para el funcionario de la U. Central que la llevó al Hospital del Día. Si no fuera por ellos –acotó Gissele- la desgracia hubiera sido mayor.

Los médicos le dieron tres días de reposo, pero ella decidió volvió a clases inmediatamente. Siente fuertes mareos y sus parientes la ayudan porque le cuesta movilizarse por su cuenta.

Su brazo derecho amaneció hinchado la mañana de ayer, domingo, por lo que esta semana ella tiene previsto visitar a otros médicos para que evalúen su lesión.
¿Cómo fue el accidente? Gissele recordó que hace ocho días madrugó porque tenía que rendir un examen en la Universidad y salió de su vivienda en el Valle de Los Chillos.

Primero tomó un bus que la trasladó hasta el Coliseo General Rumiñahui, en el sector de La Vicentina. Allí se subió a otra unidad para avanzar hasta la Central.
El bus estaba lleno y el conductor no dudó en permitir el ingreso de más pasajeros; ella viajaba aplastada en la tercera fila de las gradas de la puerta delantera. El controlador la presionaba. El automotor avanzaba repleto, a alta velocidad, recuerda. Cruzó el puente del Guambra -recuerda Gissele - con las puertas abiertas y al llegar a la esquina, después de un descenso, la gente empezó a empujarse, unas para entrar y otras para salir en la parada. “El conductor nos decía bajen rápido, los que no lo hacen se quedan”.

En esos momentos, había pasajeros desesperados porque no lograron quedarse en las paradas anteriores. “Nadie tomó conciencia de que yo no alcancé a sostenerme. Cuando el bus circulaba me caí y hasta eso recuerdo”. Gissele se impactó de forma violenta contra el pavimento. Solo un pasajero del bus la ayudó y el resto se fue.

Ella vestía el uniforme de Educación Física de la Central. En esos momentos, un funcionario de ese establecimiento educativo que circulaba con su vehículo la reconoció, paró y la llevó al Hospital del Día. A Gissele le suturaron 15 puntos a la altura de la corona.

También le limpiaron la cabeza porque la gravilla se incrustó en la herida, lo cual le provocaba fuertes dolores. “Mis piernas se quedaron debajo del bus”.
Una de las dos personas que ayudaron a Gissele le comentó que la arrastró con la intención de alejarla del vehículo y evitar que le aplastaran las llantas.
Ahora, la joven busca recuperarse de los golpes para seguir estudiando. Le falta un mes para terminar clases en la universidad.