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24 de agosto de 2021 16:46

¿Hay o no hay que usar el agua?

Un técnico de la Epmaps hace análisis en el tanque de Colla Loma, en el Comité del Pueblo. Foto: Galo Paguay / ÚN

Un técnico de la Epmaps hace análisis en el tanque de Colla Loma, en el Comité del Pueblo. Foto: Galo Paguay / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

‘Vivo cerca del parque Inglés, por las calles Machala y Carlos V, hasta las 14:00 de este lunes (23 de agosto del 2021) el agua tenía un tufo a combustible”. Por eso, agregó Pablo Tatés, vecino de este sector del norte de Quito, “el sentido común me indica que no debo consumir ese líquido”.

No lo hará hasta estar segurísimo de que el suministro esté libre de cualquier supuesta contaminación con hidrocarburo; no lo usará ni para bañarse, peor para preparar los alimentos. “Mi mamá ya compró, el domingo mismo, unos botellones de agua por si las moscas”, agregó.

La noche del sábado 21 de agosto, un tanquero que transportaba combustible se volcó en la vía Pifo-Papallacta y una cantidad no determinada de diésel llegó al sistema de captación de agua de San Juan, sector La Virgen.

Esa captadora suministra agua a las plantas de tratamiento Bellavista y Paluguillo. La primera surte de agua al norte y, la segunda, a los valles nororientales.

Por eso, al mediodía del domingo, la Epmaps pidió a la gente de esas zonas, que no tomara el agua del grifo y no la usara para cocinar.

A las 17:30 de ese día, tras varios análisis del líquido, se levantó esa prohibición.

Sin embargo, ayer, 23 de agosto, vecinos de algunos sectores reportaron que el agua tenía un olor a combustible. Aquello no sucedía solo en San Carlos. Las novedades también se reportaron en Andalucía, La Florida, Amagasí del Inca, El Inca, Carcelén, Ponciano Alto, Solca, La Kennedy, Jaime Roldós, Jipijapa, Monteserrín, El Batán, entre otros.

La Epmaps insistió en que el agua era segura. La mañana de ayer, la empresa indicó que también recibió 50 reportes de que el agua tenía olor a combustibe. Dijo que hicieron análisis en los sectores de Solca y Amagasí de El Inca y los resultados indicaban que no había contaminación.

También acudieron a La Morita en Tumbaco, el parque central de Cumbayá, Calderón y El Pinar.

“Haremos análisis de forma aleatoria con el agua que llega a las casas para garantizar la dotación”, dijo Lusi Collaguazo, gerente de Operaciones de la Epmaps.

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Florinella Muñoz, rectora de la Politécnica Nacional y especialista en tratamiento de agua, dijo que es necesario seguir haciendo análisis para saber si el agua está o no contaminada.

Sobre la insistencia de los vecinos sobre el tufo en el agua, la especialista agregó que “eso suele suceder con sustancias volátiles; el diésel es un hidrocarburo y con pequeñísimas cantidades ya genera un efecto de percibir el olor e incluso el sabor a combustible”.

Lo mismo dice Salomón Chacha, docente de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Central. Él subrayó que “como se dio la alarma de la contaminación, la población se condicionó y subjetivamente podría insistir en que hay ese olor en el agua”.

Puede ser sugestión o puede ser verdad. Por eso, sugirió que se continúe haciendo análisis en laboratorios independientes, para que haya más certidumbre en la población.

“Allí están los laboratorios de la Central para analizar el agua y salir de todo este asunto. Solo así se podría descartar que exista el hidrocarburo en el agua”.

Justamente, la tarde de ayer, el gerente de la Epmaps, Luis Medina, insistió en que no hay contaminación, pero que los resultados que se seguirán haciendo en sus laboratorios serán contrastados con estudios particulares.

Mientras tanto, ¿bastaría hervir el agua para usarla? Chacha dice que no porque el punto de ebullición del diésel es más alto que del agua, y esa sustancia no se evaporaría fácilmente.

Muñoz reflexiona que este incidente debería llevarnos a pensar cómo están las fuentes de agua y cuán resguardadas están.

Las fuentes “deberían salir de aquellos sectores de acceso vehicular. Si hoy fue un tanquero de combustible, mañana podría ser de sustancias químicas…”.

La clave es cuidar que las fuentes no estén cercanas a las carreteras y tengan los resguardos adecuados de manera que, apuntó, se tenga la certeza de que hay disminución de esos riesgos de esos tipos de contaminación. Eso urge.