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7 de noviembre de 2019 10:50

Alfareros ya son patrimonio

Los artesanos giran sus tornos para dar forma a vasijas y una serie de artículos muy apreciados. Foto: cortesía INPC

Los artesanos giran sus tornos para dar forma a vasijas y una serie de artículos muy apreciados. Foto: cortesía INPC

Fabián Maisanche
(F-Contenido Intercultural)

La técnica artesanal alfarera que se practica en la parroquia La Victoria, en el cantón Pujilí, recibió la certificación para ser considerada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador.

Los antropólogos del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) entregaron el pasado 23 de octubre del 2019 el documento a las autoridades y directivos de la Asociación de Artesanos.

Esta nominación permitirá a las autoridades de la Junta Parroquial de La Victoria elaborar el expediente especial sobre esta técnica artesanal, con la que se fabrican los productos con el barro.

Los alfareros pujilenses tienen como meta ingresar a la lista de Patrimonio Cultural del Ecuador.

Patricia Bonilla, antropóloga del INPC, contó que el primer estudio se realizó en el 2013 y la actualización de la información se realiza cada dos años.

Los técnicos confirman si los conocimientos y saberes ancestrales de la alfarería, que se mantienen por más de dos siglos, se conservan en las familias. “La manifestación cultural de la alfarería se convierte en algunos casos en la única fuente de producción e ingresos económicos”, dijo Bonilla.

La principal vitrina para exhi­bir y comercializar la alfarería fue la Feria de Finados. Las máscaras, cacerolas, vasijas, maceteros, vajillas, platos, lámparas, alcancías, floreros y otros recipientes se mostraron en el sector de Quizatumbe, en el ingreso a Pujilí.

Las autoridades parroquiales informaron que 200 artesanos formaron de la feria. La inauguración de la exhibición fue el 1 de noviembre, y contó con la presentación de los Danzantes de Pujilí, grupos de danza folclórica y de artistas locales.

La mayoría de artesanos tiene sus casas y talleres en el barrio El Tejar, en el noroccidente de Pujilí. Gustavo Ortiz es uno de los artesanos que mezcla la tierra oscura para dar paso al barro. Con sus hábiles manos da forma a esta masa: crea figuras, ollas, tiestos, platos y pondos.

El hombre, de 39 años, se levanta todos los días a las 05:00, para tener lista la materia prima. “Al barro crudo hay que secarlo al sol, luego golpearlo con un mazo y cernirlo en una zaranda hasta que quede hecho polvo. Lo más fuerte es el pisoteo durante tres horas. Es una labor muy sacrificada”, comentó Ortiz.

El dato. Los artesanos dan forma a sus productos en una piedra en forma de plancha, que con la ayuda de otra piedra más pequeña, llamada pataquina, golpea y expande en forma circular la masa, que es trasladada a un molde.