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15 de junio de 2021 19:52

‘Ambulancia del alma’, a dos manos

El padre Albeiro Saldaña (i) y el Hno. Bolívar Costales acuden a un llamado. Foto: Cortesía

El padre Albeiro Saldaña (i) y el Hno. Bolívar Costales acuden a un llamado. Foto: Cortesía

Betty Beltrán

Literal. Cada cinco minutos caía una llamada telefónica de gente que pedía oración para sus enfermos. Así fueron los primeros meses de pandemia por el covid-19, confiesa Amílcar Neppar, presidente del Servicio Sacerdotal Nocturno.

Se trata de un voluntariado que administra los sacramentos a los enfermos católicos, en especial la unción de los enfermos; se creó el 17 de junio del 2013 y con la emergencia sanitaria los pedidos al 099 988 3333 se dispararon.

En los primeros meses de confinamiento total no se pudo atender como Dios manda, porque “hubo prohibición de salir de casa, menos ingresar a los hospitales”, así que el auxilio se limitó a ofrecer oración ante una muerte inminente.

Así las cosas, la guardia se mantuvo por turnos y desde el hogar de cada uno de los 90 miembros laicos del Servicio Sacerdotal Nocturno. Por eso, su base, ubicada en la parroquia de San Blas, en la calle Caldas, quedó desierta.

Como las llamadas seguían llegando, se canalizó la ayuda aunque no como Servicio Sacerdotal Nocturno sino como “Iglesia dolida que acudía a la salvar el alma”, dice Neppar.

Por ejemplo, se contactaba con los párrocos del lugar donde estaba el feligrés que requería del auxilio para solicitarle que fuera a dar los santos óleos a los enfermitos graves.

Los meses en los cuales las llamadas llovieron fueron abril, mayo, junio y julio del año pasado. Fue tanta la demanda que “acababa una llamada y llegaba otra”. No hubo descanso y todos adoloridos por la angustia, “la gente necesitaba un acompañamiento espiritual”.

Hasta que las cosas no vuelvan a una cierta normalidad, dice Neppar, se seguirá direccionando la emergencia a la parroquia de donde es el feligrés que está llamando.

Solo si el párroco no puede auxiliar con la unción de los enfermos a su feligresía, entra en acción la ‘ambulancia del alma’.

Y quienes ayudaron, desde un principio, fueron los padres Albeiro Saldaña, Jhon Montoya y últimamente Simón Taiquer. Y el hermano Bolívar Costales, en el volante del vehículo.

Esos pedidos de asistencia de unción de los enfermos son atendidos de 06:00 a 21:00, aunque en el número de teléfono 099 988 3333 se atiende 24/7. Antes de la pandemia, las idas a casas a visitar al enfermo eran desde las 22:00 hasta las 06:00, e incluso iba el sacerdote y dos o tres laicos acompañantes.

El padre Albeiro tiene un afecto especial a la ‘ambulancia del alma’. Tiene 69 años y es un todo terreno, tanto que ni sus años le pesan para auxiliar al enfermo grave. Por las circunstancias, trata de que el ritual no demore más de siete minutos, cuando en tiempos normales se requiere de una media hora.

Lo importante, dice, es que con ese sacramento se da fuerza, ánimo y alivio al enfermo y lo alista para una buena muerte. Ese es su consuelo y no teme exponerse porque “tenemos una vacuna triple: misa diaria, confesión y comunión”.