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7 de junio de 2022 21:19

Sí hay apoyo a los vulnerables

Lluvia de Arcoíris tiene como base la educación y el cuidado de la salud. Foto: cortesía

Lluvia de Arcoíris tiene como base la educación y el cuidado de la salud. Foto: cortesía

Karen Madrid

En la ‘Carita de Dios’ hay buenos samaritanos que dan una mano a quienes lo necesitan.

Este es el caso de la Asociación Civil Lluvia de Arcoíris, una organización sin fines de lucro que tiene puesto el foco en las personas en situación de movilidad humana que son víctimas de violencia, tienen VIH o son parte de la comunidad Lgbtiq+.

Robert Tigrera, de 51 años, trabaja como coach en esta organización. Él es de Venezuela pero vive en Ecuador desde hace un poco más de tres años.

Lluvia de Arcoíris está formada por ecuatorianos, venezolanos y colombianos. Cuenta con varios proyectos que tienen como base la educación.

La idea es ayudar a que las personas se empoderen y reclamen sus derechos. “Que ellos puedan, a lo mejor, cambiar su paradigma o sus creencias limitantes, de estereotipos que se convierten en estigma y son generadores de violencia”, comenta Tigrera.

Algunos de los proyectos que realizan son: formación de promotores comunitarios en prevención de violencia, risoterapia para niños y adolescentes con VIH y enfermedades catastróficas; y tips para personas en situación de movilidad para que manejen plataformas digitales que les permitan promocionar sus emprendimientos y conseguir algo de dinero.

También tienen una red de atención integral para personas con VIH del hospital Pablo Arturo Suárez. Allí han entregado kits de prevención y seguridad sexual, así como folletos con información sobre el tratamiento del VIH.

“Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción de alguna nacionalidad, lugar de residencia, sexo, grupo étnico, creencias religiosas, lengua o cualquier otra condición”, señala la asociación.

Kimirina es otra de las organizaciones en esta línea, que ya tiene 20 años de trabajo. Su enfoque está en la comunidad Lgbtiq+, aunque también brindan atención a trabajadoras sexuales.

“Nuestra meta es conseguir que las personas tengan acceso al servicio de salud y que tengan igualdad de oportunidades que el resto de la población”, comenta María Elena Acosta, responsable técnica de Kimirina.

Ella cuenta que trabajan con personas que han padecido algún signo de discriminación, y como eso les ha impedido el acceso a los servicios públicos.

Por un lado buscan empoderar a estos grupos vulnerables y, por otro, el organismo trabaja de manera directa en algunas acciones de salud. Por ejemplo, hacen pruebas gratuitas de VIH y en el caso de que resulten positivas, derivan a sus pacientes a la red pública de salud para el debido tratamiento.

Desde lo público también hay acciones. El Patronato San José ofrece sus servicios de apoyo, atención a todas las personas “sin distinción de etnia, color, condición...”, según menciona Fabiola Ochoa, jefa de la Unidad de Género.