Tras la ‘ballena azul’
El Ministerio del Interior pidió a la Policía investigar si en Ecuador se han detectado casos del llamado desafío de la ‘ballena azul’. Verá, se trata de un tipo de ciberacoso viralizado a través de redes sociales, al cual se atribuyen suicidios de adolescentes en Brasil, Colombia, entre otros.
La Cartera de Estado ecuatoriana espera recibir información de la Policía hasta hoy y la Fiscalía de Pichincha dijo a diario EL COMERCIO desconocer hasta este momento de estos casos en el Ecuador.
El nombre de este ‘juego’ se asocia con una práctica de la dicha especie marina, que por propia voluntad se acerca a las costas para morir. A este se le atribuyen más de 130 muertes.
El desafío de la ‘ballena azul’ comenzó en Rusia en el 2015 y se viralizó a través de Vkontakte, el Facebook ruso, según Infobae. Como parte de la dinámica se plantean algunos desafíos para los adolescentes. Entre estos está el ver sin interrupciones más de 24 horas de películas de terror o escuchar música, enviada por un ‘tutor’.
Pero las pruebas van subiendo de calibre. Los administradores del ‘juego’ suben de tono con pedidos de autolesión, como dibujar una ballena con un cuchillo en el brazo y otros, que llevan al colapso psicológico.
Después de 50 días, el pedido final es el suicidio. Los adolescentes, según autoridades de Colombia, son coaccionados cibernéticamente para no salirse.
El Ministerio de Educación de Ecuador, ayer, informó que la institución trabaja continuamente, a través de los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE), en prevención de cualquier problemática psicosocial. Sin embargo, indicaron, hasta la fecha no se han detectado casos relacionados con este reto.
En otros países también se están tomando medidas. El ministro brasileño de Justicia, Omar Serraglio, pidió a la Policía Federal que investigue el ‘juego’ virtual tras la alarma creada en las últimas semanas por las muertes de adolescentes presuntamente vinculadas a este fenómeno. La decisión se debe a una solicitud de varios diputados federales y del alcalde de Curitiba, Rafael Greca.
