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14 de diciembre de 2016 12:02

Chimbacalle, un barrio con historia

Comerciantes, moradores, dirigentes y visitantes son parte de un barrio lleno de historias. En el sector tienen dos iglesias por falta de una y sacan pecho en las fiestas. Foto: Paúl Rivas / ÚN

Comerciantes, moradores, dirigentes y visitantes son parte de un barrio lleno de historias. En el sector tienen dos iglesias por falta de una y sacan pecho en las fiestas. Foto: Paúl Rivas / ÚN

Redacción Últimas Noticias

Para sus moradores, Chimbacalle es la capital de Quito. El sonido del tren ha sido siempre el emblema del barrio, así como antaño fue el resonar de las fábricas que operaban en el lugar. Aún así, la iglesia vieja (tienen dos) es el punto de concentración de los moradores. Su lugar emblemático.

En el barrio cuentan que hay dos templos porque uno estuvo a punto de derrocarse luego de un fuerte sismo. Así que, cierta o no la historia, es la que en el barrio se conoce. Apenas una calle separa a las dos edificaciones. La antigua fue restaurada.

En el barrio, la vecindad aún subsiste. No falta la gente conversando en las esquinas y algunos moradores de antaño jugando cartas o recordando historias, entre ellos Edmundo Valencia, dirigente del mercado.

La historia en Chimbacalle está latente en cada rincón, no solo por la llegada del ‘Tren de Alfaro’. En la iglesia nueva se guarda un documento que detalla que la parroquia fue fundada en el siglo XVI. Antiguamente se la conocía como Machangarilla, por el cruce cercano del río Manchángara. También se relata que en el lugar donde se levanta la estación del tren, había una capilla.

Además, el barrio es dueño de tradiciones como la elaboración de coches de madera, por la familia Valencia. Y la serenata a la Virgen de El Quinche, que será este fin de semana.

Un nombre que nació enredado

origen. Las calles “culebreras” o “trenzadas” le dan el nombre a Chimbacalle, el barrio del sur de Quito, al menos esa es la historia que se repite entre la gente del lugar. Por lo de ‘chimba’, como los indígenas se refieren a las trenzas. Pero también hay otras lecturas. Se dice que el nombre se debe a que en ese lugar había una calle paralela al ingreso principal de Quito. En esta versión se indica que el nombre se deriva del híbrido de la palabra en quichua, chimba (al frente) y calle. Por lo que significa “calle de enfrente”. Como parte de la historia del barrio también se conoce que Chimbacalle, como parroquia, es una de las más antiguas de Quito, tanto civil cuanto eclesiástica. Por el lugar han pasado varias generaciones, entre ellas, las familias de trabajadores del ferrocarril y las fábricas que funcionaban en el sector.

El personaje

Antonio Silva es uno de los personajes destacados del barrio del sur. Foto: Paúl Rivas / ÚN

Antonio Silva es uno de los personajes destacados del barrio del sur. Foto: Paúl Rivas / ÚN

Un dirigente y deportistacon harto compromiso

Dirigente y deportista comprometido y con ‘ñeque’. Antonio Silva tiene 73 años y se ha dedicado a la gestión en Chimbacalle. Él nació en el barrio y actualmente es parte de la directiva vigente en el sector.

Antonio fue arquero del equipo emblemático del sector, el Patria. Tal es el cariño a la camiseta que, aunque ya no está bajo los tres palos, aún se emociona al hablar de su club.

Dos veces fue presidente de la institución, pero fuera del cargo ha seguido gestionando. Como dicen en los barrios de la ‘Carita de Dios’: “Con plata y persona”. El hombre celebró los 66 años del club junto con sus compañeros de antaño, entre ellos, el dirigente del mercado de Chimbacalle y su pana, Edmundo Valencia.

Al preguntarle si trabajará hasta llevar al Patria a las ligas profesionales, se entusiasma y, enseguida, responde que sabe que para eso se necesita hartos recursos.

El nombre del equipo, dice orgulloso el dirigente, se debe a que fue fundado un 10 de Agosto de 1950.

Antonio, conjuntamente con otros miembros del club, ha sobrepasado los límites de la cancha: también le ha entrado duro a la gestión para colaborar con obras en el barrio. En la construcción de la iglesia nueva también estuvo.

En la gestión del dirigente se suma la participación en la armada de la serenata a la Virgen de El Quinche. Este fin de semana será la octava edición. La fiesta es con todas las de ley, con artistas, baile, danza y comida típica. La misa, promociona, será este domingo, a las 11:00.

El hombre se ausentó por algunos años del barrio, pues se fue a trabajar en Estados Unidos. En ese país, dice, toca empezar desde abajo.

La hueca

Amparito Romero con su famoso plato de yahuarlocro. Foto: ÚN

Amparito Romero con su famoso plato de yahuarlocro. Foto: ÚN

Desde caldos hasta unos buenos secos y un rico morocho. En Chimbacalle, en apenas unos metros, encuentra de todo para llenar el tanque y completar la jornada diaria. La ‘huecota’ del barrio se ubica en el mercado del sector.

En el sitio, donde hay 18 socias fijas, hay tanto para los que les gustan los platillos de sal como para los golosos. Uno de los puestos famosos es el de Amparito Romero.

La mujer de 53 años, pero más animosa que una quinceañera, heredó la sazón y los trucos de su madre, doña María Luisa Puente. La especialidad es el yahuarlocro, con todo 100% borrego.

El seco de chivo es otra de las especialidades en el puesto de Amparito, pero tampoco se quedan atrás el caldo de pato, la lengua y otras delicias.

De lunes a viernes, cuenta, la venta es buena. Sin embargo, el fin de semana, los clientes aumentan (06:30 a 16:00). Ahí es cuando salen a trabajar “las ociosas”. Amparito bautizó así a las ollas grandotas, algunas heredadas. Como hay más gente toca preparar más comida.

Amparito y su hermana, Rocío Romero, hacen combos. Todo con tal de que los clientes se vayan recorriendo un hueco de la correa; como quien dice, bien satisfechos.

Caldo o seco y las tortillas de verde con café le sale por apenas USD 2,70. Como dice la vendedora, santo remedio para un chuchaqui o para levantar muertos.
Amparito prácticamente creció en el mercado. Su mamá, recuerda, la llevaba hasta que aprendió los secretos. Su progenitora, ya fallecida, fue de las vendedoras tradicionales.

Este fin de semana están de pachanga en el barrio
Serenata. Este fin de semana se arma una de las fiestas más importantes de Chimbacalle, la serenata a la Virgen de El Quinche. Este festejo se realiza desde hace ocho años todos los 18 de diciembre. El plato fuerte, además de la misa, es la presentación de artistas, con la participación de la vecindad. Así que si quiere participar será en la calle Llanganates.

Faltan espacios verdes y recreativos en el sector
Pedido. Los vecinos de Chimbacalle dicen que en el barrio hay de todo. Sin embargo, piden que haya más espacios recreativos para la comunidad. Incluso hay quienes sugieren, entre ellos Milton Coello, que se adecúen espacios en la estación del ferrocarril. Aunque hay un estadio, en el sector mencionan que requieren más lugares para el deporte.