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8 de noviembre de 2022 20:24

La Libertad luce con más color

Unos 14 artistas fueron seleccionados como parte de la convocatoria en la que participaron más de 100 personas. Foto: cortesía Nicolás Aguirre

14 artistas fueron seleccionados como parte de la convocatoria en la que participaron más de 100 personas. Foto: cortesía Nicolás Aguirre

Karen Madrid

Un proyecto alhaja se desarrolla en el Centro. Se trata del proyecto CAMINarte -Ruta de La Libertad, que brinda el chance a artistas jóvenes de plasmar sus obras de arte en murales a cielo abierto.

Esta iniciativa nació por la conmemoración de la Batalla de Pichincha, según afirma Angélica Arias, directora ejecutiva del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).

Unos 14 artistas fueron seleccionados como parte de la convocatoria en la que participaron más de 100 personas, señala David Barragán, que está a cargo de la mediación territorial.

La temática del proyecto es el Patrimonio Cultural Inmaterial de Quito: oficios tradicionales y representaciones patrimoniales sonoras.

Los trabajos son parte de la identidad

Los saberes tradiciones sobre plantas medicinales. Foto: cortesía

Los saberes ancestrales relacionados con plantas medicinales están en el mural. Foto: cortesía Julio Guevara

Julio Guevara, artista quiteño, trabajó con los abuelitos del Centro de Atención de Adultos Mayores y vecinos de La Libertad. Ellos les contaron sobre el barrio, la historia, los oficios... De ahí sacó sus ideas para su mural.

Por un lado, reflejó el trabajo obrero como es la labor de las mujeres lavanderas. También plasmó el conocimiento ancestral sobre las plantas medicinales.
Su pintura tiene tres etapas: infancia, adultez y vejez. Guevara se basó en un historia en particular de una de las mujeres de la tercera edad.

Para él, la historia refleja la vivencia de otros vecinos del sector. Cuenta que ella trabajaba desde pequeña y nunca tuvo la oportunidad de educarse. Ya en su juventud, se dedicó a los trabajos domésticos y del campo. Ahora, trabaja en su huerto.

“A pesar de que hay personas que no tienen educación ‘formal’, tienen mucho conocimiento y un camino recorrido de esfuerzo. Y son la gente que construyó el barrio”, señala el artista.


El canto de los pueblos originarios

Allí reflejó los Anent o cantos sagrados ancestrales. Foto: cortesía

Los Anent o cantos sagrados ancestrales están junto a petroglifos. Foto: cortesía Nicolás Aguirre

Juan Pablo Ache es de Zaruma, provincia de El Oro, y reside en la capital. Su mural le llevó unos tres días.Trató de dar ‘full’ color para armonizar con arte los espacios que, dice, a veces son peligrosos.

Allí reflejó los Anent o cantos sagrados ancestrales. “Son una especie de oración repetitiva o rezos de los pueblos originarios”, señala. Y tomó como referencia los petroglifos (dibujos sobre piedras).

El artista cuenta que muchas personas no conocen ese sector del Centro y que la creación de los murales puede ser un motivo para que lo visiten. “Es chévere que podamos ir rompiendo esas barreras sociales”, dice.

Por otro lado, Ache cree que no a todo el mundo le gusta los murales, ni todos los diseños, por lo que apela al respeto.

“Los murales te hacen más tolerante a las diferencias de los demás, incluso a ver algo que no te gusta diariamente y aprender a convivir con las formas de expresase”, indica. Para él, el arte constituye un espacio de reflexión.

Diferentes símbolos para los vecinos

Algunas temáticas en las escalinatas. Foto: cortesía

Algunas temáticas están pintadas en las escalinatas de La Libertad. Foto: cortesía Pablo Salazar

Pablo Salazar es de Loja y pintó varios temas en una de las escalinatas de La Libertad, el espacio que le designaron.

Por ejemplo, hizo a la Virgen de La Dolorosa y el Divino Niño, pues los vecinos son muy devotos de esas figuras religiosas.

Salazar recuerda que uno de los problemas que le mencionaron en alguna ocasión los moradores fue que en un punto junto a las gradas botaban demasiada basura en los contenedores, así que ahí pintó la virgen.

Con ello, las personas dejaron de acumular la basura en ese sitio. Incluso, hasta le dijeron que cuando lleguen las fiestas de La Dolorosa, le iban a hacer un altar.

Pero no solo eso, junto a su equipo pintaron disfrazados, años viejos, llamingos, perros... En sí, agregaron símbolos en cada casa de los vecinos, según su pedido.
Hasta un ‘Mazinger Z’ hicieron. “En una casa nos pidieron que hagamos el escudo de la Liga de Quito”, menciona.

Eso sí, todo lo hicieron con una misma identidad visual; es decir, usando los mismos colores.

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