Barrio Núñez está al filo del abismo
Un grupo de moradores del barrio Núñez, de la parroquia Llano Chico, en el oriente de Quito, se tomó la avenida Simón Bolívar y cerró el paso. La protesta, desarrollada la mañana del 13 de julio del 2020, buscaba pedir ayuda para que el barrio no termine en el fondo de una quebrada.
Los moradores piden al Municipio una intervención inmediata en el talud de la quebrada El Carmen, la cual tiene más de 25 metros de profundidad.
Jorge Chávez, vicepresidente del vecindario, indicó que la situación se complicó por las lluvias de los últimos días y se formó un socavón, debido a los constantes deslizamientos de tierra. Por eso, al menos cinco viviendas se encuentran en el borde de la quebrada con riesgo de caer.
“Somos legales, no somos invasores”, “Queremos soluciones”, gritaban los manifestantes. Los moradores llevaban pancartas de protesta con mensajes como estos: “Barrio Núñez pide ayuda”, “La quebrada se nos cae”... Para los moradores es prioritaria la construcción de un relleno.
En ese sector viven más de 200 familias, cuyos integrantes se dedican básicamente a la albañilería, carpintería y agricultura.
Los vecinos se quejaron que han insistido durante seis meses ante el Municipio y no han recibido respuestas. “Creen que con colocar las cintas amarillas de precaución es suficiente y no es así. Nadie nos ayuda con este problema”, manifestó el vecino Julio Rea. A su criterio, el paso de vehículos pesados en la av. Simón Bolívar ayuda a que la tierra se deslice. “No nos hacen caso en la Alcaldía”.
Los moradores están a la expectativa de las reuniones que mantendrán la Secretaría de Riesgos y la Empresa Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento. “El viernes nos van a dar una respuesta”, dijo Estefanía Pavón, una de las perjudicadas.El pasado fin de semana, personal de la Dirección de Gestión de Riesgos visitó la zona para ver las medidas que se pueden implementar en el sitio.
Al control de la manifestación acudió un grupo de policías antimotines. “No queríamos tomarnos la vía, pero tuvimos que hacerlo porque nadie nos escucha. El futuro de nuestros hijos se juega con el derrumbe del talud”, dijo Doris
