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13 de julio de 2018 09:02

Berta, la prioste del ‘Juditas’

Berta Tipán, junto a su esposo, veneran a ‘Juditas’ desde bien guambras. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Berta Tipán, junto a su esposo, veneran a ‘Juditas’ desde bien guambras. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Es uno de los santos más populares y queridos de Quito. San Judas Tadeo, el patrono de los imposibles, tiene una fama bien ganada por los favores que, juran sus devotos, hace.

Berta Tipán lo venera de día y de noche. Cuando se acerca su fiesta, el 28 de octubre, no levanta cabeza con los preparativos para la celebración que se realiza en la casa del santo, la iglesia de Santo Domingo (Rocafuerte y Guayaquil).

Será por eso que la llaman “la eterna prioste del Juditas”. Al escuchar aquello, doña Berta sonríe y agrega que “mi santito es milagrosito y hace 14 años le organizo su gran fiesta”.

Una vez intentó dejarlo y “me fue tan mal que, con la misma cara, tuve que volver. Así que busco la manera para homenajearle como Dios manda y no fallarle ni un solo año”, cuenta.

La novena será el 19 de octubre, la misa de vísperas el 27 y la procesión el 28. Esos eventos son a reventar de fieles, tal cual en las seis misas de los jueves que se ofrece en su honor (desde las 07:00 hasta las 12:00), en Santo Domingo.

La fiesta de ‘Juditas’ es con todas las de ley. Tres meses antes, doña Berta busca a los padrinos. Cada uno gasta USD 200; para este año hay 20 inscritos. Entre todos se organizan.

Los devotos son de La Colmena, La Libertad, La Loma, El Camal, La Ermita... Doña Berta es de San Roque; ella vende frutas al por mayor en el mercado.

Tras la misa de fiesta, los fieles salen en procesión con los bailarines y los músicos. Parten del templo, suben por la Rocafuerte, Imbabura, Chile, Venezuela y Bolívar. Todos bailan, cantan, rezan… En la Plaza Grande se quedan un rato, botan voladores, chagrillo (pétalos de rosas); luego avanzan a la iglesia.

Un montón de voluntarios piden cargar a la imagen; el trayecto es durísimo, pero lo hacen con fe. Al final, los padrinos entregan, sin mirar la cara, los recuerdos. A veces se hacen estampas, llaveros, libros, cuadros… Lo más económicos porque llega la bola de gente.

Antes, la fiesta era apoteósica. Hasta vísperas había, últimamente no se permite usar castillos ni vacas locas. Eso sí, lo que se mantiene son las novenas, la procesión, el baile y la recepción.

Y en todos esos eventos, el ‘Juditas’ es la estrella. Hace unos años, el Santo solo era un cuadro, con el tiempo y las aguas se mandó a hacer una escultura. La corona es bañada en oro y la mandó a hacer doña Berta. “No ve que antes solo era de cartón prensado”, confiesa.

Este santito es el defensor de las causas desesperadas, por algo le dicen “… te reconocemos como el patrón de los casos más difíciles, eres nuestro abogado y nuestro más firme aliado…”. Por eso a sus pies hay un montón de fieles que le lloran, que le imploran...

Doña Berta cuenta que, hasta su negocio, llegan frecuentemente amigos y conocidos con otro montón de problemas y ella, muy caritativa, les lleva hasta la casa de ‘Juditas’ para que le oren con fe. “Y resulta, verá”, acota la mujer que se llena de alegría con solo mencionar el nombre de su San Judas Tadeo.

El santo de las cosas desesperadas no es exclusivo de la iglesia de Santo Domingo; una talla similar también se venera en la iglesia de San Francisco.

Al ‘Juditas’ de Santo Domingo, cada año, le regalan varios atuendos (capas). Una comerciante de El Camal se destaca porque el vestido lo manda a confeccionar con las monjitas del Carmen Alto. Unos cuatro días antes de la fiesta le llegan los trajes; actualmente tiene unos 200, uno más bello que otro.