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31 de mayo de 2019 09:31

16 betuneros trabajan en el Centro de Quito

Rafael Chimbo es uno de los lustra botas que se ubican en el Centro. Foto: Evelyn Jácome / ÚN

Rafael Chimbo es uno de los lustrabotas que se ubican en el Centro. Foto: Evelyn Jácome / ÚN

Evelyn Jácome
(I)

Aprendió a lustrar zapatos cuando todavía era un niño. Antes de cumplir 12, ya sabía lo que es ganarse el pan con el sudor de la frente.

Rafael Chimbo, un joven sonreído y extrovertido, trabaja limpiando zapatos en la Plaza Grande, Centro Histórico de Quito.

Por limpiar un par de zapatos normal, cobra entre USD 0,50 y USD 60. Si es botín USD 1, si es bota alta USD 2. Con eso mantiene a sus cuatro hijos y a su esposa. Cuando le va bien, se va a casa con USD 20. Cuando no, con menos de USD 5.

Su peor enemigo, dice, es la lluvia porque espanta los clientes. Esa ganancia no le alcanza, por lo que su mujer también debe trabajar y apoyar al hogar.

Él es parte de los 16 betuneros que todos los días acuden a la calle Chile, entre la Venezuela y la García Moreno, y se dedican a sacar brillo a los zapatos de los visitantes.

Todos los días, desde las 07:00 se ubican en uno de los arcos frente al Palacio Arzobispal. Cuentan con un asiento de madera con soporte para colocar el pie, que el Municipio les facilitó años atrás. Costaba USD 600, pero pagaron USD 300 en cómodas cuotas.

Marco Arcos, de 40 años, es de pocas palabras. Cuenta que aprendió el oficio hace 20 años y que con él paga la renta, los servicios básicos y la alimentación de su familia.

Ana Grijalva es cliente frecuente de los lustrabotas. Trabaja en la Venezuela y siempre debe usar calzado formal por lo que, antes de llegar a su oficina, al menos una vez por semana, contrata los servicios de estas personas.

Aconseja a la gente que venga a hacerles el gasto a estas personas que laboran honradamente.