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12 de mayo de 2017 11:56

Un bombero grandote y veloz 

El helicóptero, de color rojo y amarillo, solo tiene permiso para volar unas 12 horas, no más. Es decir, de 06:15 a 18:10. Foto: ÚN

El helicóptero, de color rojo y amarillo, solo tiene permiso para volar unas 12 horas, no más. Es decir, de 06:15 a 18:10. Foto: ÚN

Ana Guerrero


Salvar vidas. Esa es la misión de cajón del nuevo y más grande miembro del Cuerpo de Bomberos de Quito: Argus. Es un helicóptero nuevito, en el que se puede cruzar la ciudad, ida y vuelta, en 15 minutos.

Desde lo alto, se ve hasta el último rincón de la urbe: los patios de las casas, las quebradas, entre los árboles de las áreas verdes...

Claro, el objetivo no es espiar al vecino, sino atender en menor tiempo las emergencias que se presentan en la ciudad. Hasta el momento, la tripulación de la aeronave ha atendido diez emergencias. En estas se incluyen los perdidos en Lloa, el hombre que cayó en un parapente, el traslado de los militares accidentados en Gualaquiza.

La aeronave, cuyo valor es de USD 2 millones, tiene seis misiones, que las repasa el coronel en servicio pasivo y director del Departamento de Operaciones Aéreas de la institución, Eduardo Valencia: evacuación aeromédica, reconocimiento, como repetidora, combate contra incendios forestales, transporte de personal, búsqueda y rescate y prestación de servicio a las instituciones.

Cada una de ellas, enfatiza Valencia, es vital y un minuto hace la diferencia entre la vida y la muerte. Para él y el resto de los Bomberos de Quito, la mayor satisfacción es salvar una vida. Recuerda una de las misiones a bordo de la aeronave: rescatar al hombre del parapente. Lo localizaron desde lo alto y una vez en el sitio, no hubo mejor recompensa que el estrechón de mano del hombre.

Para transportar a un herido, apunta Moris Ocaña, paramédico de planta de la nave, este tiene que estar totalmente estabilizado. “En el helicóptero hay poco espacio y el tiempo es corto”.

En la aeronave pueden viajar de seis a siete personas. De entrada hay cuatro pilotos capacitados y que se rotan. Son ya alrededor de 70 horas de vuelo y el aparato tiene una proyección para llegar a las 3 000. Está programado para volar 30 mensuales. Pero, dice el Director, dependerá de los requerimientos.

Lo que sí hay que tomar en cuenta es que el helicóptero solo tiene permiso para volar de 06:15 a 18:10.

Pero con o sin nave, los Bomberos nunca paran. Porque en Quito si no se inunda, se derrumba, se incendia... Y como siempre tienen mucha tarea, Argus es una herramienta más, que puede aterrizar en carreteras, espacios abiertos y donde haya las condiciones necesarias.

Hay sitios fijos ya identificados: Oyacoto (pasando el peaje), unidad militar del sur, en el sector de la Empresa Eléctrica (sobre la Mariscal Sucre) en el ECU 911, entre otros. Eso sí, fijo duerme en la estación de los Bomberos, en el Bicentenario. Y carga combustible.

Si bien hay cuatro pilotos tucos, el plan es que un grupo de los nuevos subtenientes vayan a un curso de pilotos. La capacitación dura nueve meses y lo más probable es que sea en el extranjero. En el curso deberán completar 190 horas y cuando vuelvan, al lado de los conductores ya diestros, deberán completar 600.