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8 de octubre de 2020 13:23

Los bomberos quiteños ya no tienen chulla uniforme

Henry Vinces y Franklin Montenegro, quienes contaron el devenir del Cuerpo de Bomberos. Foto: Cortesía Cuerpo de Bomberos de Quito

Henry Vinces y Franklin Montenegro, quienes contaron el devenir del Cuerpo de Bomberos. Foto: Cortesía Cuerpo de Bomberos de Quito

Redacción Últimas Noticias. (I)

Harán 30 años que ingresó al Cuerpo de Bomberos. El suboficial Franklin Montenegro, ahora de 56 años, desempolva anécdotas, a poco de celebrarse el Día del Bombero Ecuatoriano, que se conmemora cada 10 de octubre.

Ni bien ingresó en la institución, en 1990, Montenegro se dio cuenta que se metía en camisa de once varas. Pero no botó la toalla porque, dice convencido, “tengo vocación de servicio, no en vano el credo de un bombero es salvar vidas y proteger los bienes ajenos”.

Su primer equipamiento fue un chaquetón largo, tres cuartos; un casco de suela, sin protecciones en las orejas; y unas botas de caucho. En cada cambio de guardia, el uniforme se prestaban entre los compañeros.

A los incendios forestales, en aquel tiempo, entraban con pura fe al Niño Jesús y armados con pico y pala, para mitigar y sofocar la candela cuando recién se prendía; pero, cuando avanzaba a un fuego en los árboles no les tocaba más que dar media vuelta.

Cuando era novato, solo había dos unidades de emergencia: autobomba y auto tanque. Allí se montaban entre 10 y 12 personas, quienes iban colgadas como capariches. En un incendio se protegían del humo con una franela o pañuelo mojados.

Así, salían a todo tipo de emergencia. Lo que más abundaba eran los incendios porque en aquel tiempo se usaban cocinas de gasolina (reverberos).

Por la década de los 90 del siglo pasado, sumaban unos 200 bomberos varones y ni una warmi. Actualmente son 1 200 y con hartas mujeres ‘ñecosas’ que dan el equilibrio al trabajo, apunta el subteniente Henry Vinces, de 32 años y cinco en la institución.

Con el tiempo y las aguas, menciona, Bomberos de Quito logró rodearse con los mejores equipos de protección y de combate. Ahora, cada bombero tiene varias cachinas, según el tipo de emergencia.

Para ir a un incendio estructural llevan prendas gruesísimas que les protege de las altas temperaturas; y para combatir el fuego forestal van hasta con mochila táctica que consta de un tanque de aire comprimido, un refugio antifuego, un reservorio de agua y una ración alimenticia.

Incluso tienen uniformes tipo astronautas, un equipo especializado para cuando atienden emergencias con materiales peligrosos.

Y ni qué hablar de los vehículos ‘buggies’ para ir a laderas o bosques, autobombas, el helicóptero...

Es una carrera exigente a nivel psicológico y físico, añade Vinces. Y aunque la tecnología y el equipamiento son claves, los bomberos valoran el trabajo en equipo. El compañerismo y la confianza les permiten cumplir con rigor su día a día.