placeholder
Las Últimas
27 de julio de 2018 08:51

Bomberos tucos y comunitarios hacen equipo

Los equipos salen bien equipados  para monitorear los bosques de la urbe. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Los equipos salen bien equipados para monitorear los bosques de la urbe. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Son los ojos de los bosques, los guardianes contra incendios forestales en Quito. Son un equipo conformado por bomberos de profesión y comunitarios. Se ubican en cinco puntos estratégicos, aguantando frío y sol: La Comuna, Auqui, Casitagua, Ilaló y La Forestal.

En cada sitio hay una torre, desde donde el bombero asignado tiene una vista de unos 360 grados. Pero no está solo, el equipo está conformado por cuatro personas más. Una de ellas es el bombero comunitario.

La jornada empieza temprano, a las 08:30 hasta las 17:00. La bombera Andrea Ortiz, de 31 años, está asignada a La Comuna, tres veces por semana sube a la torre de 12 metros, que ya de por sí se levanta sobre los 4 050. Sus compañeros, en cambio, recorren el territorio, incluido Pablo Tito, la cuota comunitaria.

Antes del mediodía, en el borde oriental de la estructura, ella mide la temperatura: 5 grados. Es una de las más bajas que ha registrado. El frío no aleja a Ortiz de la misión: vigilar y alertar sobre columnas de humo o un conato de incendio.

En lo que va de la actual temporada seca se han presentado 225 eventos en el Distrito, que suman 49 hectáreas afectadas.

Como parte de la dotación, la bombera, al igual que el resto del grupo, viste prendas de algodón bajo el traje amarillo y verde, con líneas reflectivas. Para proteger parte de la cara, el cuello y las orejas usa la denominada monja. El casco, las gafas y las botas no faltan, entre otros elementos.

Pablo Tito es uno de los 28 bomberos comunitarios que trabajan en Quito. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Pablo Tito es uno de los 28 bomberos comunitarios que trabajan en Quito. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Los 28 bomberos comunitarios, que se rotan entre el equipo de las torres y el monitoreo en otras zonas también salen equipados. Se los contrata por la época seca, ganan un sueldo básico por monitorear y alertar.

El teniente Luis Guala, encargado del Grupo Táctico Forestal, con una trayectoria de 11 años, señala que los vecinos reciben capacitación. Una de las fortalezas de estos es el conocimiento del territorio.

Tito, de 40 años, conoce con santo y seña su zona: entre el parque de Miraflores hasta la altura de la Mariscal Sucre y Mariana de Jesús. A diario, “camino cuatro horas y descanso”, cuenta.

En la ruta se encuentra no solo con posibles factores de riesgo para incendios. Con decirle que una vez hasta encontró a unas personas intentando sacrificar un perro. “Yo me metí y me llevé al animalito”. Él es soltero, vive con su madre y el puesto le sirve como una fuente laboral.

Guala explica que la preparación incluye, por ejemplo, reconocimiento de los colores de humo. El blanco está relacionado con quema de arbustos; gris o negro, arbustos y plantas de hasta un 1,2 metros, etc.

Eso sí, los comunitarios no tienen la misión de apagar incendios. Ahí entran los duros. Guala dice que cerca del 90% de los incendios se dan por mano del ser humano: fogatas, colillas, botellas. 32 sectores en Quito se consideran como los de mayor riesgo de incendios forestales.