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28 de enero de 2020 10:00

La calle Benalcázar, otra vez está abierta

Ya está habilitado el carril que va de norte  a sur en la Benalcázar, frente a la plaza San Francisco. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Ya está habilitado el carril que va de norte a sur en la Benalcázar, frente a la plaza San Francisco. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Un poco aliviados respiran los comerciantes de los alrededores de la plaza de San Francisco, en el Centro Histórico de Quito, pues la mañana del domingo 26 de enero del 2020 se abrió uno de los dos carriles de la Benalcázar, el que va de norte a sur.

El cierre del tramo de la Sucre a la Bolívar se produjo en febrero del 2019, con la oferta de que la apertura sería en diciembre.

Pero “naranjas con abrir en ese mes”, menciona Lour­des Ávila, vecina de la zona. “Los pobres comerciantes fueron los más sufridos; sus ventas bajaron a su mínima expresión”, dice.

De esto último da fe Isaac Peña, de la librería Prensa Católica. Este local, además, colinda con la casona que servirá de estación de la parada del Metro. “Los clientes pensaron que desa­parecimos”, cuenta Peña.

Las ventas bajaron en más del 70%. Los empleados de la librería se veían las caras, porque los clientes entraban a cuentagotas. Las pérdidas eran grandes.

No fue el único, Jaime Cajilema, del almacén de trajes Mini Centro Comercial, también tuvo dolores de cabeza. Él recuerda que ya llevan cinco o seis años con ventas bajísimas.

“Ahora que las obras del Metro parecen que están por terminar, nos salen con que las casas de los alrededores se arrendarán a grandes firmas comerciales”, cuenta Cajilema.

Con ese panorama, se pregunta “¿para qué sirvió tanta espera, para qué sirvió hablar con uno y con otro para que apuren las obras?”. Su negocio ya está ahí más de cuatro décadas.

Los comerciantes al menos miran más gente y hasta el semblante les ha cambiado. Falta que se abra el tramo de la Sucre, entre Benalcázar y García Moreno.

Sin buses. 
Tras la apertura de uno de los carriles de la Benalcázar, los comerciantes aspiran a que las ventas se recuperen. Por allí ya ruedan los vehículos livianos, aunque todavía no se ve a los buses.