Carapungo sigue por buen camino
Si quiere ver de cerca un ejemplo de superación, vaya a Carapungo. Este barrio del norte de Quito empezó con unas cuantas casas de una planta, sin todos los servicios y, poco después de tres décadas, tiene de todo.
Presentación Caiza es una de las primeras moradoras. Lleva 32 de sus 62 años en Carapungo, en la primera de las seis etapas. Tiene presente la buena vecindad. Con decirle que dejaban las puertas abiertas.
Aída Ulloa, de 72 años, es otra de las pioneras. Es una comprometida con el trabajo por la comunidad. Por eso tiene presentes las mingas para, por ejemplo, arreglar las calles.
Antes de esa unión, estuvo el sueño. Margot de la Cruz comparte que se enteró de las casas promovidas por el Banco de la Vivienda. “Y la ilusión se cumplió”. Esta misma alegría la comparte Norma Montúfar. Como dice con una sonrisa, llegó “joven, bella y sexy”. Ya va 30 años.
Y todos dan fe de que Carapungo también ha sido cuna de artistas, artesanos y emprendedores. Para que vea nomás el condumio.
Carapungo ha crecido en todos los frentes, sobre todo en el comercio. César Arias, de Joyería Arias, es uno de los testigos. Cuando empezó “pasaba bostezando” y ahora tiene clientes fijos. Por eso, el que menos saca pecho y entona un “camino a Carapungo voy...”.
Un recorrido con historia
Puertas de cuero. Así es como definen el nombre del barrio. Como cuenta uno de los dirigentes, Jorge Vélez, se conoce que antaño la gente por falta de madera hacia las puertas de piel de animales. Como quien dice, en este sector tienen sus antecedentes ancestrales.
También se conoce que Carapungo se refiere a la entrada de los caras, refiriéndose al grupo indígena. Y en el sector sacan pecho porque tienen hasta canción propia.
Esta es una zona que se destaca por el comercio y la rapidez de su desarrollo. Tanto así que ya tienen como vecino a un tuco centro comercial, claro que los emprendimientos son la base.
En la vía principal, Padre Luis Vaccari, se puede encontrar variedad de ejemplos del desarrollo del sector. Claro que no hay que olvidar que este se divide en varias etapas.
El lugar emblemático
Sitio de encuentro para la cultura
Redacción Últimas Noticias (I)
En Carapungo, si bien hay muchos sitios con mucha historia, hay uno que destaca: la Plaza Cívica del mismo nombre.
Y es así debido a que en el lugar se concentran diferentes manifestaciones culturales. No faltan las ferias, los eventos culturales del pueblo afro, las exposiciones y más.
Misas campales, eventos deportivos y hasta conciertos por fiestas de Quito se han desarrollado en la Plaza, ubicada en la av. Pedro Luis Vaccari y calle Río Cayambe.
La Plaza está en combo con un guapo parque lineal y por allí ha pasado más de un político. Como cuentan vecinos del sector, más de uno ha escogido el lugar para el cierre de campaña.
Ni hablar de las fiestas de Quito, tucos conciertos se llevan a cabo en el sitio emblemático del norte de la capital. ¿No ve que tiene un escenario incluido, con cubierta y todas las de ley?
El espacio destacado fue uno de los escenarios del denominado Cantor de mi parroquia, un concurso impulsado desde el Municipio de Quito. Por allí pasó la Rondalla de Profesionales de Pichincha, para que vea nomás. La lista de artistas es larga y sigue creciendo.
También puede darse una vuelta por la iglesia, así como un paseo por la misma avenida Vaccari, que lleva el nombre de un religioso reconocido por los vecinos del sector. Así que ya sabe, si va por el norte no se olvide de recorrer las diferentes etapas del sector.
El personaje
Rostros recordados entre los vecinos
Redacción Últimas Noticias (I)
Personajes emblemáticos de Carapungo hay hartos y buenos. Dirigentes, artistas, artesanos, entre otros. Entre los recordados está Marco Antonio Montero, quien tiene 72 años y sabe la historia del lugar con santo y seña.
El vecino, de voz pausada, lleva 31 años viviendo en el sector. Como es uno de los pioneros del lugar, es reconocido entre las familias que, al igual que la suya, empezaron el camino para tener un barrio con todas las de ley.
Marco Antonio recuerda clarito que el barrio se fue ampliando por etapas. Él llegó desde Cotocollao, donde vivía. Ni bien le entregaron la casa, en la tercera tanda, se mudó. Recuerda que las primeras casas eran bien sencillitas.
Ramiro Mantilla, de 83 años, es otro de los precursores. Él arribó con el agua. Así mismito, recuerda que se unió al barrio en 1992 y el mismo día llegó el servicio fijo de agua potable. Recuerda que le decían: “vecino, llegó con suerte”.
Además, como dicen a viva voz sus panas, tocaba lindo la guitarra. “Ahora como que ya me he olvidado un poco”, comenta con una sonrisa.
Pero Marco Antonio y Ramiro no son los únicos personajes recordados. Los nombres van saliendo a medida que los vecinos hacen memoria. Por ahí salen caballeros como Lenín Rojas y otros. Eso sí, todos han sido testigos del desarrollo del sector. Lejos quedaron los días de polvo y falta de servicios.
La hueca
Sabor familiar en El Chozón y su Sazón
Redacción Últimas Noticias (I)
Son 14 años de esfuerzo y buena comida. El Chozón y su Sazón es una hueca infaltable en Carapungo.
Esmeralda Sandoval cuenta que todo empezó como un negocio familiar, junto con sus dos hermanas: Blanca y Soraya. Cada una tenía su hogar y se vieron en la necesidad de emprender. Así que se pusieron manos a la obra y antes de lanzarse al ruedo realizaron un estudio.
El análisis implicó identificar otros negocios, aprender recetas, desarrollar otras propias, etc. Les tomó unos tres meses.
Esmeralda cuenta que optaron por Carapungo porque una de sus hermanas vivía por el sector. Ella, en cambio, residía en el sur de Quito. En un pequeño terreno arrendado construyeron una cabaña, hicieron mesas con madera reciclada y arrancaron.
Los primeros platillos que ofrecían fueron hamburguesas, pinchos y menestras. Con los años, el local y el menú fueron cambiando. Eso sí, todo con buena sazón. Ofrecen variedad de parrilladas, tablitas, churrascos, hamburguesas, picadas, tilapias, aguado de gallina, entre otras delicias.
De las tres hermanas, ya solo Esmeralda continúa en El Chozón. Las demás tienen otros negocios.
La emprendedora siguió el camino de la sazón con su esposo, Santiago Troya y sus dos hijos, Juan Pablo y Andrés. Ahora tienen clientes que llegan desde varios sitios. Están en la av. Padre Luis Vaccari, frente al Centro de Salud de Carapungo.
