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10 de febrero de 2020 10:31

34 años de cárcel por la muerte de su excompañero de trabajo

Imagen referencial. El cuerpo del hombre fue hallado ocho días después de se desaparición. Foto: Pixabay

Imagen referencial. El cuerpo del hombre fue hallado ocho días después de se desaparición. Foto: Pixabay

Redacción Últimas Noticias
(I)

Santiago A. fue sentenciado a 34 años y 8 meses de privación de libertad como coautor del asesinato de Carlos M., cuyo cadáver fue hallado el 27 de diciembre del 2018. Debe cancelar USD 100 mil como reparación a la familia de la víctima.

Lo último que se supo de Carlos, de 56 años, fue que salió de su vivienda a las 08:00 del miércoles 19 de diciembre del 2018. Él le dijo a su familia que iría a una reunión con un nuevo cliente que deseaba realizar una compra de mercadería. Era vendedor de una compañía importadora de electrodomésticos.

Su cadáver fue hallado ocho días después, la noche del 27 de diciembre. Lo encontraron atado de manos en la oficina de un edificio del barrio Las Casas, en el norte de Quito

En la tarde del 19 de diciembre, el jefe de Carlos informó a sus familiares que él no se había reportado a trabajar durante el día. Preocupados, se comunicaron con la Policía y rastrearon su auto por GPS. Lo encontraron en las calles cercanas al edificio, en donde días después fue localizado su cuerpo.

Según la Fiscalía, el propietario del edificio se comunicó con las autoridades, debido al olor que emanaba de una de las oficinas que había alquilado.

Los agentes entraron por la fuerza y encontraron el cadáver de Carlos, maniatado. Su rostro estaba envuelto con cinta de embalaje. De acuerdo con el informe de autopsia, él murió por asfixia.

Según investigó la Fiscalía, Santiago A. y Nehomar R., ambos excompañeros de trabajo de Carlos Mosquera, habrían planificado en octubre del 2018 una estafa a la importadora. Para lograrlo, debían quitarle el celular a Carlos, para desde él hacer un pedido grande de electrodomésticos a nombre de Pablo, un cliente de la víctima que tenía una calificación “A”.

Aquel 19 de diciembre, Carlos Mosquera acudió a la cita concertada con Fausto F., hermano materno de Santiago A. “Al llegar lo sometieron, golpearon y maniataron”.

Con Carlos sometido, embalado y asfixiándose, le quitaron el móvil y lo desbloquearon con su huella digital. Hicieron un pedido de 1 000 licuadoras y otros electrodomésticos valorados en USD 75 000, a nombre del cliente Pablo, a través de WhatsApp, desde el número de la víctima.

Según el testimonio de Santiago A., su hermano se fue de la oficina y con Nehomar R. continuaron el plan. Dejaron a Carlos atado y se fueron a Calderón en un auto rentado un día antes del hecho.

Se deshicieron de las cosas de la víctima por el camino, menos del chip del teléfono que estaba en el celular de Nehomar R. Desde el número de la Carlos alquilaron un camión y lo citaron en Carcelén, donde le entregaron los sellos que habilitaban el retiro de la mercadería de las bodegas, en Llano Chico.

Desde Calderón, Santiago A. y Nehomar R. monitoreaban la operación con un dron. El jefe de la bodega, a quien le llamó la atención que el cliente no estuviera presente, lo llamó para decirle que el volumen de la mercadería desbordaba el camión. Este le respondió que no había hecho esa compra. Se comunicaron con la Policía y la trama empezó a descubrirse.

Prófugos. El Tribunal de Garantías Penales dictó la sentencia. Otros dos procesados, Fausto F., hermano materno del sentenciado, y Nehomar R., están todavía prófugos y con difusión roja de Interpol.